Crece la inquietud en California; indefinición en materia migratoria afecta el ritmo de las cosechas.
La fruta está madura, pero la reforma migratoria sigue "verde". Mientras tanto, la inquietud crece entre los agricultores californianos, que en plena temporada de cosecha se enfrentan a una marcada escasez de mano de obra.
"Es una tendencia que se ha venido dando en los últimos años, pero esta vez es particularmente aguda debido a la incertidumbre en cuanto a soluciones políticas sobre inmigración", dice Jack King, gerente de asuntos nacionales e investigación de la Federación de Oficinas Agrícolas de California (CFBF).
En el estado se generaron 32,000 millones de dólares en productos agrícolas el pasado año.
King subraya que las fresas, ciruelas, nectarinas y otros muchos frutos de la región están listos para recoger, pero faltan manos que lo hagan.
Mayores medidas de seguridad en las fronteras con México, especulaciones sobre una política migratoria más restrictiva y sobre todo lo imprevisible del tipo de soluciones que puedan darse a la cuestión migratoria han disuadido a muchos "braceros" latinoamericanos de venir a trabajar en la cosecha de este año.
"Están pagando más, pero también ha subido el ‘coyote’", dice Eliseo Martín, residente del condado de Santa Cruz.
Martín señala que no trabaja en el campo, pero comenta que tres parientes suyos han venido varios años desde México a pizcar fresas y, sin embargo, éste no lo han hecho porque hay más riesgo al cruzar la frontera "sin papeles". Además, los guías [coyotes] que facilitan está actividad han aumentado sus tarifas.
Elia Vázquez, que lleva más de 30 años cultivando fresas y otros productos en los 130 acres de tierra que posee en el condado de Monterey, dice que las circunstancias actuales hacen que los trabajadores y quienes les dan empleo se sientan como delincuentes.
"Tanto ellos como nosotros sólo buscamos ganarnos la vida con nuestro trabajo", dice Vázquez, quien agrega: "Hay una imagen negativa de los empleadores, según la cual se benefician de la inmigración ilegal, pero no es cierto".
Como muchos otros agricultores Vázquez aboga por la existencia de visas o permisos de entrada para la cosecha que permitan a los trabajadores latinoamericanos entrar legalmente con este propósito, dada la escasez de mano de obra doméstica en este sector.
Los salarios-hora promedio para los trabajadores del campo son de entre nueve y 10 dólares, llegando en algunos casos a los 12 ó 14 para los más experimentados.
Estos ingresos superan a los de muchos puestos básicos en el comercio minorista, restaurantes y otros sectores, pero no sirven para atraer más mano de obra interna.
"Por un lado la gente busca empleos no temporales, por otro la agricultura tiene una consideración muy baja en la actualidad", dice Vázquez.
Los datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) indican que el salario nacional promedio de estos trabajadores ha subido este año en torno a un 5% respecto al pasado y aproximadamente un 18% respecto a 2001.
Según CFBF, en temporada de cosecha (agosto y septiembre) California necesita unos 450 mil trabajadores del campo, mientras que en los meses más bajos del invierno la cifra baja a entre 20 mil y 25 mil.
King indica que por cada empleo agrícola se generan entre tres y cuatro puestos en industrias relacionadas, como transporte, distribución, mercadeo, etc.
Según el servicio estadístico del USDA, en el primer trimestre de este año se contrataron a 718 mil trabajadores del campo en todo el país, casi un 4% menos que en el año anterior.
Kerry Whitson, que cultiva árboles frutales en el condado de Tulare, reporta en la encuesta que al respecto está realizando el CFBF, que debido a la escasez hay una gran competencia para conseguir trabajadores, y muchos de ellos prefieren la cosecha de uvas, donde a menudo se consiguen mejores salarios, haciendo más difícil aún conseguir trabajadores para otro tipo de frutos.
California es el primer estado en cuanto a producción agrícola del país y en él se produce el 50% de las frutas y verduras que se consumen en Estados Unidos.
"Por eso es crucial para nosotros que se encuentre una solución para los inmigrantes del campo", dice King.
Uno de los temores de la Federación Americana de Oficinas Agrícolas (AFBF) es que la reforma migratoria se haga sin tener en cuenta las necesidades específicas de la agricultura.
Según esta organización, si sólo se aprueban medidas relativas a la seguridad de las fronteras, el impacto para los agricultores del país puede traducirse en pérdidas de entre 5,000 millones y 9,000 millones de dólares anuales.
"Si la escasez de trabajadores continúa, tal vez la única solución sea cultivar menos acres, o tal vez para algunos agricultores lo sea abandonar este hermoso negocio", dice Vázquez.
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