Alumnos “top” de la mejor escuela de negocios del mundo

¿Es rentable invertir hasta 100.000 euros en un master de postgrado en dirección de empresas? Por la trayectoria de los que han confiado en el IESE, la mejor escuela de negocios del mundo, según The Economist, parece que sí. Mientras las multinacionales más poderosas se rifan a sus graduados, éstos forman una casta de talentos –y una red de apoyo mutuo– llamada a ocupar los puestos de trabajo más prestigiosos. Diez de ellos lo cuentan a Magazine.
El reportaje que comienzan a leer en este momento es el resultado de un intenso trabajo de campo dedicado a conocer la trastienda del IESE: la escuela de negocios de la Universidad de Navarra. El origen fue su designación, en septiembre de 2005, como la mejor del mundo, según el ranking hecho público por Economist Intelligence Unit, del grupo de publicaciones británico The Economist. Que la España del siglo XXI ya no se identifica con el tópico simplista del toro y la flamenca es una realidad contrastada. El mundo entero se ha dado la vuelta para mirarnos a los ojos y la compasiva Europa nos obliga a dejar el estatus de subvencionados.
Antes, destacábamos como exportadores de mano de obra con hambre; hoy en día, la importamos. Ahora, somos exportadores de talento y capaces de moldear ese talento, a pesar de tener un sistema educativo alejado, por desgracia, del modelo ideal europeo. ¿Cuál es el secreto del IESE entonces?
La excelencia. Entrar en las instalaciones del IESE, tanto en Barcelona como en Madrid, es sumergirse en otra dimensión. Desde el césped de sus jardines, con un verde brillante casi bruñido, empiezas a sospechar que su producto es superior a la media. En Madrid ocupan una finca de 14.000 metros cuadrados en la zona de Aravaca adquirida en 1987 a la familia Oriol "antes del boom inmobiliario". En Barcelona residen en una manzana en la exclusiva zona de Pedralbes y comparten vecindario con los Urdangarín-Borbón o los Raventós, dueños de Freixenet. Cobran la excelencia, pero también la dan. Un curso MBA (máster de postgrado en dirección de empresas) cuesta 58.000 euros y dura dos años. El alumno, además, tiene que dejar de trabajar durante el tiempo que dura el curso y costearse la vida en una ciudad que, por regla general, no es la suya. "Nostros calculamos 100.000 euros en total, es una inversión muy importante en su futuro", asegura uno de sus responsables.
Los comedores tienen manteles de hilo y camareros de uniforme impoluto. El suelo está enmoquetado pero, por más pisadas que aguante a lo largo del día, el aspecto de la lana sintética verde claro es de recién instalada. Las aulas, forradas de madera noble, se asemejan al concepto americano de coliseo para facilitar la visión a los enormes y brillantes encerados que hay en el foso y a las pantallas de plasma de última generación. Cada una de las aulas ha sido patrocinada por un alumno ilustre o una potente empresa y, a cambio, bautizada con sus nombres. La Sala Tomás Pascual puede ser un buen ejemplo… Todas están dotadas de un sistema codificado de seguridad para la apertura de puertas.
En Madrid, preside la entrada un busto de Álvaro del Portillo (Prelado del Opus Dei entre 1975 y 1994 y primer sucesor de Escrivá de Balaguer) y en el despacho del Director del IESE, Jordi Canals (45 años, doctor en Economía, anteriores trabajos en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional), una foto de Vicente Mortes, ministro de la Vivienda en el primer Gobierno de la monarquía y otra del recién canonizado Escrivá de Balaguer. "El IESE existe gracias a él. En los años 50 tuvo la visión de crear una institución universitaria que siguiera la tradición de la Universidad europea y que, además de intentar una excelencia lo más alta posible, tuviera una conciencia de que los valores cristianos pueden tener un impacto positivo en el desarrollo de cualquier profesión: convertir el propio trabajo en un instrumento de servicio a los demás y de servicio a la sociedad. Nosotros somos campus de la Universidad de Navarra, con gente de todos los colores políticos y religiosos, pero que entienden esta melodía de fondo: el sustrato cristiano de valores; el respeto a los derechos de los demás y entender a las personas como lo que son, seres humanos y no peldaños para subir", explica Canals. Finalmente, el IESE nace en 1957 ofreciendo un Programa de Alta Dirección de Empresas (PADE).
La melodía de fondo a la que se refiere el director general del IESE cala en los graduados, que la hacen suya con idéntica entonación. Sin embargo, en el campus se oye otro soniquete. En Barcelona, por ejemplo, el debate del Estatut queda a las puertas de la institución. Allí sólo se habla en inglés, nada de catalán. Los alumnos trajeados de azul marino y encorbatados se preocupan por su formación. Ésa es la política en la que están inmersos, y miran su establecimiento más allá de nuestras fronteras locales. Dirimen las oportunidades que les llueven desde multinacionales americanas o europeas. Y las oportunidades vienen a verles a ellos, no tienen que salir a buscarlas.
El mercado del talento. Durante dos días al año, el IESE organiza el Career Forum, algo así como una feria de muestras en la que no se exponen servicios o artículos, sino talento. Magazine asistió como notario a la celebrada el pasado octubre en Barcelona. La pirámide se invierte. Los expositores los ocupan las multinacionales, que pagan por acudir al evento, y los "compradores" son los alumnos.
Durante 48 horas se dedican únicamente a visitar los stands que montan las empresas en una carpa instalada en el campus, escuchan sus ofertas, participan en un frenético intercambio de tarjetas y luego deciden cuál es su mejor opción. Son los alumnos los que someten a un tercer grado a las empresas. Realmente se intercambian los papeles. La entrevista de trabajo la hace el alumno y no los ávidos contratadores. No se habla de dinero, parece que lo dan por hecho. Su principal preocupación a la hora de decantarse por una empresa es el futuro programa de inversiones en formación que tienen previsto. Este año pudimos comprobar que el Forum convocó a 42 multinacionales disputándose, o casi guerreando, por el talento.
Selección de alumnos. En el IESE nada se deja al azar. No improvisan. La selección de los alumnos MBA (el primer curso se remonta a 1964) es responsabilidad de un equipo altamente cualificado en cuya conversación intercalan infinidad de términos ingleses como recluter, rolling process… Superar con éxito el proceso de selección no es un trámite baladí. Mireia Torres (economista, MBA 1995, madre de cuatro hijos) está a la cabeza del departamento de admisiones. Los futuros alumnos son denominados "candidatos" o "clientes" y primero tienen que pasar una criba virtual a través de la web de la institución.
El proceso se inicia cuando el candidato envía sus datos por Internet. Para que le contesten positivamente tiene que cumplir ciertos requisitos: tener un nivel de inglés equivalente al Toffel (la mayoría de las clases son en inglés), titulación superior, cuatro años de experiencia laboral y una edad fronteriza a los 35, aunque los 27 es la media. De los 1.000 solicitantes anuales (siempre se contacta a través de la Red), sólo son preseleccionados 600. A continuación, el departamento de Recursos Humanos realiza una segunda criba para elegir a los que ocuparán las 210 plazas existentes, el 25% de ellos, mujeres. "Intentamos estar más detrás de ellas porque muchas están casadas, tienen familia…, pero no hacemos discriminaciones positivas. Yo recluto talento. No me interesa cualquiera entre ellos, sino el mejor. Da lo mismo el sexo. Y el mejor tampoco es el de las notas más brillantes", razona Mireia Torres.
En el IESE procuran que haya variedad entre los alumnos; éstos no provienen de los mismos sectores, ni tienen la misma experiencia. De esa forma consiguen enriquecer el debate en las clases. Personas diferentes, de países diversos, de disciplinas heterogéneas que pueden aportar un ángulo plural ante un mismo problema. "Necesitamos que estén comprometidos con las organizaciones con las que trabajan y buscamos internacionalidad (el 70% de los alumnos son extranjeros, de 80 nacionalidades distintas: 30% españoles, 50% europeos, 12% latinos. Resto: americanos, japoneses, chinos, nepalíes…). Que tengan capacidad de comunicación, flexibilidad, dotes para trabajar en equipo y motivación. Una vez que entran, les acompañamos y tutelamos, durante todo el camino. El IESE es un socio en su carrera, pero no es el responsable final", añade la responsable del departamento de admisiones.
Así, por tanto, el manual del buen alumno IESE debe responder a un corte muy específico de personalidad: "No queremos tiburones. La agresividad, aquí, queda marginada. Nuestro objetivo es formar a personas que puedan aportar un valor allí donde estén. Les llamamos la atención sobre la responsabilidad social tan importante que tienen. Deben actuar con sentido común y medir el efecto de sus decisiones, por eso es necesario que entiendan la persona humana como eje principal o núcleo", sentencia Torres.
Resulta curioso averiguar que el reclamo de esta escuela de másteres no obedece principalmente al estatus privilegiado que ocupan en el escalafón de las escuelas de negocios. Lo que más incide en los alumnos que se decantan por esta institución, entre una abultada competencia, es el boca a boca que les llega de los que han pasado por allí, a los que se denomina "antiguos". Los antiguos alumnos son los que más ascendencia tienen a la hora de transmitir la excelencia del IESE. También son los responsables últimos de extender la red y retroalimentarla.
Asamblea de "antiguos". Pocos se desvinculan de la institución, buena prueba de ello es la mayoritaria asistencia que pudimos comprobar en la última asamblea de "antiguos" (11.000 asociados) celebrada el pasado mes de noviembre en el Palacio Municipal de Congresos de IFEMA, en Madrid. Estaba abarrotado de grandes nombres, tanto nacionales como extranjeros, que pagan religiosamente su cuota: cerca de 400 euros al año. El IESE se ocupa de concebir para ellos un programa mensual de continuidad. Están convocados a conferencias que tratan temas de actualidad en el ámbito de la gestión o en el técnico y que son impartidas por profesionales de primer nivel cada martes y jueves del año, tanto en Madrid como en Barcelona. El "antiguo" tiene la potestad de invitar a personas ajenas a la institución para darla a conocer.
Otro rasgo de comportamiento es que un "antiguo", ostente el cargo que ostente, se pone siempre al teléfono cuando el interlocutor menciona la palabra mágica: IESE. Bien sea para una consulta, invitación o cualquier cuestión que se les pueda ocurrir. Otro rasgo característico es que todos ellos aplican en su vida personal las enseñanzas recibidas, no se limitan a aplicarlo sólo en lo profesional. "El IESE te da una facilidad de estructura mental. Desde plantearte dónde puedes encontrar esta información, hasta quién puede ayudarte, dónde puedes complementar lo que no sabes, o cómo lo puedes conseguir con interlocución. Qué puedo ofrecer y en qué me va a implicar", observa Mireia Torres.
Con esas líneas básicas de comportamiento y razonamiento, el alumno del IESE no concibe el miedo a la hora de tomar decisiones. Se lo quitan. Les enseñan a ejercitar una gimnasia mental y para conseguirlo trabajan con una metodología que llaman "el caso". Les proponen una situación real de una empresa que opera en el mercado y no un problema teórico. Ellos deben dilucidar en qué situación se encuentra dicha empresa, analizar los problemas, dónde se localizan y cuál es la solución. Llegados a este punto, el profesor les calificará y dirá si han acertado con la solución. Pero, para ello, el docente ha tenido que empaparse y analizar in situ durante dos años los pormenores de la empresa en cuestión.
Ésta no es una escuela donde se viene sólo a escuchar. Se participa, se debate, se ponen todos los resortes del cerebro a funcionar y a uno le exigen esfuerzo; ahora bien, si una vez dentro el alumno no está conforme, hacen como en El Corte Inglés: le devuelven el dinero.
El profesorado. El alumno del IESE invierte un gran esfuerzo físico, mental y económico en su formación. Pero la institución predica con el ejemplo: la inversión que realiza en la formación de sus profesores es elevada en términos económicos y de tiempo. En dinero, 300.000 euros por profesor. El proceso de selección del personal que impartirá los numerosos programas del IESE (440 másteres a tiempo completo, 240 Executive MBA, 80 Global Executive MBA, así como muchos otros diseñados a la carta para empresas o los de postgrado pensados para directivos con muchos años de experiencia) es bastante complicado y minucioso.
Por nombrar unos cuantos, por allí han pasado como profesores Rafael Termes, Pedro Nueno (experto en iniciativa emprendedora y automoción), Alfredo Pastor (secretario de Estado de Economía) o Paddy Miller, experto internacional en liderazgo. Cuentan con profesores de 23 países porque buscan la diversidad intelectual, académica, profesional…
Una vez que eligen al profesorable lo retiran durante ocho o 10 años. Durante ese tiempo lo envían cuatro o cinco años junto a su familia —gastos pagados por el IESE— al extranjero para hacer un doctorado en Harvard, Yale o cualquier otra de las más renombradas universidades de EEUU. El futuro profesor regresa a España con el título debajo del brazo y pasa a darle la mano a uno de los profesores antiguos, denominados seniors, que lo tutela por espacio de otros dos años hasta que le llega el momento al profesor junior de pulular autónomamente con los alumnos.
No hay contrato alguno firmado. Ése es el riesgo que corre el IESE, pero nadie los deja plantados después de tan astronómica inversión. Dicen que los sueldos no son elevados, aunque los califican de buenos. Evalúan el prestigio de trabajar en la institución como un plus. Tienen un contrato de exclusividad con una cláusula que les permite dedicar 50 días al año a otras actividades fuera del campus de la Universidad de Navarra.
El profesor tiene que investigar y trabajar con empresas, ya que el contrato les obliga a publicar dos "casos" al año. Un día a la semana lo dedican a la empresa y la relación llega a convertirse en constante a través de los Consejos de Administración. De ese trabajo salen otros trabajos, no hay ninguna garantía del IESE. Con esa idea, los docentes tienen que buscar sus propias oportunidades fuera de aquí. Son acuerdos voluntarios entre las empresas y los profesores. Uno de los casos de mayor éxito en el hit parade de los 120 que publican cada año es el del Real Madrid. Éxito de crítica y público que bien le vendría comprar al presidente de los blancos para salir de la situación en la que está el equipo… Al menos eso piensan sus seguidores. Hay quien dice que si cambiaran a Ronaldo o a Zidane por un par de alumnos del IESE les vendría Dios a ver.

Pedro Mielgo
Ex Presidente de Hidroeléctrica y actualmente Gestión de Pymes de productos Informáticos y de inversión financiera.

Tomas Pascual
Presidente de Pascual (4.500 empleados)

Antonio González Adalid
Presidente de la Agrupación de Antiguos alumnos.

Jenero del Yerro
Director General de la COPE y Consejero Delegado de Popular TV.

María del Pino Velasquez
Montó Airtel y Vodafone. Actualmente es Directora General de Unísono (empresa de telemarketing con 3.000 empleados).

Almudena Rodríguez
Ex directora general de Bassat. En la actualidad es Directora de Comunicación y Marketing de Universia (Grupo Banco Santander).

Antonio Golderos Sánchez
Director General de Telefónica para Europa

Sonia Pascual
Secretaria de los órganos de gobierno de grupo Pascual y del Consejo de Familia y de Administración.

Juan Antonio Castellanos
Director General de APPLE.

Eduardo Bofill Trías
Consejero Delegado de Espasa Calpe.

Antonio del Pozo Isanz
Vicepresidente Ejecutivo de Balneario y Aguas de Solans de Cabras.

José Antonio Segarra Torres
Profesor Ordinario de Dirección comercial y de pequeña y mediana empresa en el IESE. Empresario de la Construcción, restauración y textil (VISEMAR, ORIECO, MT MAMI…300 empleados).

Una "red" de altos directivos

JENARO DEL YERRO
Edad: 50 años.
Estudios: en Derecho y miembro jurídico de la armada. PADE 2004.
Ocupación: director general de la COPE y consejero delegado de Popular TV.
Opinión: “Me aportó una visión global de la empresa con un punto de vista humanista que muchos echamos de menos hoy en día. Cuidan la relación entre los alumnos durante y después de estar allí y mantienen la formación permanente. Creo que es la escuela de negocios más próxima a la excelencia de las que tenemos en España. Fueron los primeros, y eso se nota”.

MARÍA DEL PINO
Edad: 39 años.
Estudios: licenciada en Matemáticas. MBA 1991.
Ocupación: contribuyó a montar Airtel y Vodafone. Actualmente es directora general de Unísono (empresa de telemárketing con 3.000 empleados).
Opinión: “Me ha servido para crear mi propia empresa y saber gestionarla. Cuando tenía 40 empleados soñaba con nóminas, ahora que tengo 3.000 duermo tan a gusto. Quería hacer un máster en España y los mejores son ellos. Además, en un día, me dan una clase de refresco y ya me voy lista para todo el año. Es la búsqueda de la calidad y excelencia en todo: en la puerta, en el magnífico jardín, en los profesores, ponencias, alumnos… Te sientes parte de una elite. Ellos lo consiguen”.

ANTONIO DEL POZO
Edad: 47 años.
Estudios: técnico superior en empresas de actividades turísticas. PDA-IESE 2003.
Ocupación: vicepresidente ejecutivo de Balneario y Aguas de Solán de Cabras.
Opinión: “El IESE me hizo ver las cosas con más rigor y centrarme en lo importante. Expurgar la paja. Me pagué yo el máster. Te aportan algo más que unos conocimientos desde el punto de vista técnico y profesional, unen a las personas. Te transmiten un componente humano que es muy importante. Te ayudan a que las relaciones personales de todos los que pasamos por sus manos se fomenten. ¿Elite? Creo que soy muy normalito. ¡Ni ilustre, vaya! Me siento, nos sentimos, muy afortunados de codearnos con gente de mucho nivel. Somos personas normales, pero con capacidades. Nadie va de superestrella. Hacemos de nuestro trabajo una vía de servicio a la sociedad y hacia uno mismo”.

JUAN ANTONIO CASTELLANOS
Edad: 35 años.
Estudios: licenciado en Económicas. MBA Global Executive-IESE 2002.
Ocupación: director general de Apple.
Opinión: “Me aportaron la capacidad de enfrentarme a problemas nuevos con habilidades que hasta entonces no había adquirido, y eso me permitió ser director general. Puedes mantener el contacto de por vida con los profesores y pedirles opinión sobre problemas reales. Tienen una cultura como organización, fuera de condicionantes morales y éticos, como la cercanía del profesorado y la atención al detalle. Fomentan el sentimiento de comunidad. El curso me lo pagó Apple. Yo abono mi cuota de antiguo alumno y el día que piense que no me compensa, dejaré de hacerlo”.

ANTONIO GOLDEROS
Edad: 55 años.
Estudios: ingeniero de Telecomunicaciones. PADE-IESE 1995.
Ocupación: director general de Telefónica para Europa.
Opinión: “Mi formación era técnica y ellos me la complementaron con una visión de gestión empresarial. El IESE forma gente que es capaz de tener una visión global de la empresa. El curso me lo pagó Telefónica, aunque yo ya lo tenía decidido después de escuchar a algunos ‘antiguos’ y de conocer su prestigio internacional. No formo parte de un grupo de elite. Hay tendencias políticas muy diversas y concepciones sociales muy diferentes entre nosotros”.

ALMUDENA RODRÍGUEZ
Edad: 40 años.
Estudios: pedagoga. Máster en EEUU en Comunicación y Educación. PDG-IESE 2003.
Ocupación: ex directora general de Bassat. En la actualidad es directora de comunicación y márketing de Universia (Grupo Banco Santander).
Opinión: “Me decanté por estudiar en esta escuela después de consultar con ‘antiguos’ del IESE. Me han aportado una red de apoyo incontestable. Cuando he necesitado su ayuda, la he tenido. El sentido de red lo siento realmente. Mantenemos mucho contacto por ‘e-mail’ y las conferencias que organizan te dan la posibilidad de ver gente. Me gusta pertenecer a un grupo que me parece privilegiado porque, tanto en contenidos como en relaciones personales, me aporta mucho”.

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