Un senador estadounidense dice que los ejecutivos de AIG “deberían renunciar o suicidarse”

NUEVA YORK – La ira popular contra las bonificaciones de la aseguradora AIG generó interrogantes en Estados Unidos sobre el destino de los multimillonarios paquetes de rescate pagados por el contribuyente.

La polémica se convirtió en una especie de pulso entre el gobierno del presidente Barack Obama, que se sumó al clamor de indignación, y la empresa rescatada por el Estado, ahora dueño del 80% de los activos de la aseguradora.

Pérdidas masivas en una división del American International Group (AIG) obligó al Estado a inyectar unos 150.000 millones de dólares en sus cofres y el 2 de marzo anunció un nuevo salvavidas de casi 30.000 millones.

La aseguradora es ahora blanco del oprobio general por sus excesos. Un senador republicano miembro de la comisión de Finanzas, Charles Grassley, dijo que sus ejecutivos deberían "renunciar o suicidarse" por sus responsabilidades.

"AIG es un cerdo", tituló en primera plana el tabloide Daily News, sintetizando al extremo la ola de reprobación contra las bonificaciones por 165 millones de dólares pagadas a empleados de la empresa en dificultades.

Según Obama, que prometió castigar a quienes pusieron al ex número uno mundial de los seguros al borde de la quiebra, "es difícil entender cómo los traders de AIG para el mercado de derivados obtuvieron bonificaciones".

"¿Podrá detenerlos?", se preguntó desafiante el diario neoyorquino Newsday, mientras que USA Today, de circulación nacional, arrojó en su portada un tomate podrido contra el logo de la empresa.

Algunos expertos advirtieron de que la controversia sobre las bonificaciones concierne apenas a la milésima parte del paquete de rescate que recibió AIG y que las verdaderas interrogantes se refieren al resto del dinero.

"Lo más importante es que los bonos son una especie de distracción", comenta en un editorial el New York Times, al destacar que buena parte del dinero terminó en las arcas de firmas asociadas a la empresa en sus negocios. La lista incluye a Goldman Sachs (12.000 millones de dólares), Merrill Lynch (6.000 millones), Bank of America (5.000 millones), Citigroup (2.000 millones) e incluso una veintena de bancos europeos por un total de casi 60.000 millones. Según el diario, hay además 32.000 millones cuyo paradero se desconoce.

El Wall Street Journal, que habitualmente refleja la opinión del ‘establishment’ financiero, también deplora la ayuda de facto a bancos extranjeros, aconseja pagar sin chistar las bonificaciones para evitar más problemas a la empresa -incluyendo eventuales represalias de sus ejecutivos despechados- y reclama una reprivatización de AIG.

En medio de la tormenta, el ministro de Justicia del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, hizo enviar citaciones para obligar a la aseguradora a revelar detalles de las bonificaciones a los empleados.

Cuomo dijo este martes que 73 empleados recibieron bonos de por lo menos un millón de dólares el viernes pasado, pagados con dinero de los contribuyentes. Los diez más afortunados recibieron en total 42 millones de dólares. Once empleados, incluyendo uno que obtuvo un bono de 4,6 millones, en realidad ya habían renunciado a sus cargos. "Todos esos pagos fueron realizados a individuos cuyo desempeño condujo a pérdidas catastróficas y llevaron a AIG al borde de la quiebra", deploró Cuomo.

 

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