Sindrome de Burnout o cabeza quemada

Afecta a personas en su mayoría de mediana edad de todas las profesiones y oficios, generando estrés, deteriorio de las relaciones interpersonales, depresión y baja productividad.
El trabajo al no ser gratificante, al no brindar un crecimiento personal ni laboral, con el tiempo genera tedio, fatiga y estrés. El stress laboral y sus consecuencias son llamados como Síndrome de Burnout o Síndrome de la cabeza quemada. En los últimos 30 años, el stress laboral ha aumentado significativamente, sobre todo en los ambientes relacionados con la medicina, pero día a día se está viendo este problema en muchas áreas por igual.
La sensación de agotamiento y frustración genera en el trabajador el sentimiento de tener la cabeza quemada. Esto se traduce inmediatamente en la reducción de la producción, apatía y con ganas de terminar lo más pronto posible con la jornada laboral. Es un síndrome que si no es tratado rápidamente, puede causar grandes problemas psicológicos en el trabajador.
Lamentablemente, en la mayoría de los casos se descubre que el trabajador tiene el Síndrome de Burnout, cuando ya es muy tarde, cuando este no da más. Sin embargo, en el mientras tanto, su calidad productiva se fue reduciendo junto con su satisfacción laboral. Esto afecta provocando la despersonalización, la falta de realización personal y el agotamiento emocional.
Para darnos cuenta de que un empleado está sufriendo de esta enfermedad, hay que analizar la situación laboral que lleva. Lo primero es ver si la el esfuerzo es recompensado de manera económica como emocional, si este factor falla, es muy probable que el Burnout ataque.
Dentro del entorno laboral es importante que el trabajador  tenga expectativas e iniciativas para llevar a cabo dentro de la empresa, integrar a los empleados como grupo e incentivar las buenas relaciones. Cuanto más agradable sea el ambiente laboral menos probabilidades de poseer este síndrome en nuestros empleados.

Según Jerry Edelwich y Archie Brodsky, hay 5 etapas que se van desarrollando el Síndrome de Burnout hasta llegar a su punto cúlmine:

1)    Entusiasmo. Es así como el empleado comienza a trabajar, al tener expectativas preconcebidas, busca ocuparse con mucha carga laboral de forma voluntaria.
2)    Estancamiento. Las expectativas se van a empezar a conocer la realidad dentro del ambiente laboral. El empleado se desilusiona y empieza a plantearse cambiar de empleo.
3)    Frustración. La ansiedad y la agresividad empiezan a dominar la parte emocional del empleado, sobre todo porque comienza a sentir que su trabajo no tiene sentido.
4)    Apatía. Se deja de trabajar con calidad, el interés por la empresa empieza a decaer. La frustración ya domina los sentimientos de empleado y las relaciones con los compañeros son cada vez más distantes.
5)    Distanciamiento. Se empieza a evitar responsabilidades y tareas. Ya no hay iniciativas y la autoestima es mucho más que baja. Sin embargo, hacen lo justo y necesario para mantener su lugar de trabajo, porque cuando llegaron a este punto ya tienen una retribución laboral y económica acorde a sus expectativas.

El síndrome de Burnout tiene como consecuencia que no solo se desarrolla en la oficina, si no que afecta principalmente la vida diaria de los empleados. Dentro de las actividades cotidianas es donde la frustración y  la agresividad brotan con mayor fluidez, e incluso, en algunos casos llegan a manifestarse físicamente.
Los síntomas del Síndrome de la Cabeza Quemada se pueden observar dentro de los niveles cognitivos, emocional y somático. Se puede notar depresión, falta de concentración, ansiedad, nerviosismo, desánimo y fatiga. A nivel físico, se puede observar el insomnio, dolores de cabezas muy fuertes, úlceras y problemas estomacales.
Para prevenir el Burnout, se debe recurrir al componente humano dentro del contexto laboral y profesional, para realizar técnicas de entrenamientos de autocontrol, de entrenamiento en relaciones, afrontamiento del stress y de ensayo conductal. Se debe reforzar los vínculos sociales, dando cursos de formación, para aumentar la competencia psicosocial entre pares.
Primero hay que rediseñar los puestos laborales (comodidad, horarios, ambientación), mejorar los sistemas de comunicación dentro del equipo, para poder generar un aumento en la información, un proceso para delegar funciones y cambiar las políticas de personal para que el clima laboral sea el correcto.
Por otro lado, formar, educar constantemente a los empleados, tanto a nivel profesional como en el dominio de su cuerpo y la superación del stress. Incentivar a los empleados a llevar una vida sana. Finalmente, detectar y analizar cualquier síntoma de problemas de salud mental para poder resolverlo lo más rápido posible.
En cuanto a los trabajadores se les recomienda realizar un ritmo de trabajo parejo, pero no excesivo, dedicándose el tiempo necesario para descansar y comer. En los momentos de tensión, hacer una pausa y realizar ejercicios de relajación para después continuar con el trabajo. Dar a conocer cuando no puede con todas las tareas que le encomendaron y favorecer e incentivar el trabajo en equipo.
Poder delimitar la vida laboral de la vida privada es fundamental, al igual que apoyarse en amigos y familiares. Tener actividades fuera del trabajo como hacer ejercicio o tener un hobby y en el caso de estar muy superado por la situación, recurrir a un psicólogo para poder analizarlo e ir desterrando ese sentimiento.
Hay que tener en cuenta que actualmente el stress es parte de nuestra vida diaria, cada vez más, las situaciones estresantes nos atacan en diferentes circunstancias. Hay personas que lograron aprender a dominarlo para que no afecte a su salud. Por lo cual, es importante aprender a utilizar las diferentes herramientas para sobrellevarlo y aprender a canalizar las diferentes angustias que nos genera la presión laboral.

 

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