¿Por qué es tan difí­cil ser buen Gerente?

Quiero abordar en esta oportunidad, creo que era justo, un aspecto vital en la vida de las empresas. Se trata de la peregrinación de los gerentes.
Los gerentes están sometidos a muy duros y difíciles desafíos que, muchas veces, desbordan sus propias capacidades y los colocan en los límites de la incompetencia gerencial.
La vida de los gerentes esta llena de tormentos y desagrados. Al lado de los éxitos y triunfos profesionales, de las celebraciones y sonrisas por laureles, detrás de las “palmadas” por aparentes aureolas y esplendores, se ocultan y subyacen pesadumbres y enfados personales.
Es muy inextricable, e incomprendido, el rol de los gerentes. La crítica y dura evaluación supera, con creces, los elogios y honores.
Los gerentes se enfrentan a tres exigencias, muy distintas entre sí, que ameritan un adecuado equilibrio y ponderación. Veamos estos tres atolones.
La primera de tales exacciones es su capacidad y preparación profesional en el área donde su desenvuelve. Es decir, su nivel técnico para tomar las mejores decisiones en la unidad organizativa que gerencia. Vale decir, si es el gerente de finanzas, de personal, de mantenimiento, o de la gerencia que dirija, debe tener la experticia y el dominio suficiente para conducir con acierto dicha entidad y darle a la empresa la serenidad de que tal departamento está en “buenas” manos. Allí encontramos una primera tranca para el éxito gerencial. No resulta nada fácil manejar con tino, sobretodo en este mundo moderno y globalizado, la rama de actuación donde hemos sido asignados. Se requiere mucho estudio, actualización y reflexión intelectual, para “estar al día” y no caer en niveles de incompetencia gerencial. Sabemos que las empresas, salvo honrosas excepciones, no dedican suficientes esfuerzos y recursos a la preparación de sus gerentes, con lo cual es frecuente, lo vemos a diario, que coloquen a una persona en un puesto gerencial sin ayudarlo en su adecuada formación y darle la asesoría requerida para su éxito futuro. En muchos casos, peripecia lamentable, se le da el cargo a un individuo y luego lo dejan a su suerte para que, él o ella, se las arregle para salir adelante. Muchos gerentes fracasan ante este primer escollo y no logran superar este atascadero inicial.
El segundo abrojo, más difícil que el primero, es la capacidad de liderazgo y de relación con otros, que deben tener los gerentes. El manejo de personal, de enfrentar poderes y grupos internos, de moverse entre intrigas y zancadillas, de manejar aspectos políticos o presiones familiares, de allanar las relaciones con sindicatos, de bregar con asociaciones vecinales u organizaciones ambientales o de otro orden, colocan a los gerentes en una coyuntura de muchos sinsabores, riesgos y trance de difícil superación. Es frecuente encontrar gerentes de altos kilates profesionales, lo que se conoce como excelentes técnicos, que fracasan en sus gestiones, por no manejar con acierto este segundo aspecto de la vida gerencial.
El tercer aspecto, y el más difícil pantano, que debe superar el gerente exitoso, es lo relativo a su propia vida y su equilibrio interno.
La fajina de los gerentes esta llena de reuniones, duros compromisos, alta presión, permanentes emergencias y …poco tiempo para sí mismo. No hay momento para pensar, ni evaluar lo realizado. Todo es urgente. Todo debe hacerse hoy.
Los gerentes trabajan muchas horas, incluyendo los fines de semana. No hay descanso, ni reposo, …ni mucho menos recreación ni vacaciones.
Las empresas tratan a los gerentes como robots, como incansables máquinas, siempre listas para lo que pida la compañía.
Este ritmo de vida, es muy frecuente que ocurra, va generando la acumulación de insatisfacciones, cansancios y carencias internas que terminan explotando y llevando al colapso o severas crisis a los gerentes.
Los gerentes no pueden llevar sus hijos al colegio, no los acompañan en sus actividades escolares, mucho menos asistir a las reuniones de padres y representantes. Eso es considerado pérdida de tiempo y criticable en quien lo haga. A la larga tenemos unos gerentes con sentimientos de culpa, con desequilibrios internos y con “lagunas” sentimentales que los llevan a momentos de crisis, tristezas y malestares que frustran esa “brillante” carrera gerencial.
Los gerentes, aunque queramos negarlo, son también seres humanos y necesitan, con urgencia, atención a sus propias vidas y necesidades internas, sentimentales, espirituales y de afecto.
Se da cuenta que resulta muy difícil la vida de los gerentes?. Las empresas deben reflexionar mucho sobre este aspecto. Humanicemos la existencia gerencial. Hasta la próxima semana. Gracias por leerme.

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