Ola de despidos en Francia provoca reacciones de creciente violencia

PARIS. La ola de despidos en numerosas empresas industriales en Francia ha ido provocando reacciones cada vez más desesperadas y violentas de parte de los trabajadores afectados, desde los secuestros de ejecutivos hace unos meses, hasta las amenazas de hacer estallar las instalaciones ahora.

Este jueves, los trabajadores de la empresa JLG, en Tonneins, al suroeste de Francia, que fabrica plataformas elevadoras y donde 53 puestos serán suprimidos, amenazaron con hacer estallar cino de estos aparatos si no obtenían mejores indemnizaciones de despido.

Los trabajadores, en huelga desde hace tres semanas, reclaman una indemnización de 30.000 euros para aquellos que serán licenciados en el marco del plan de despidos anunciado en abril, y que prevé la supresión de 53 de los 163 empleos de la empresa.

Por su parte, unos 150 de los 366 trabajadores de la fábrica de piezas de automóviles New Fabris de Chatellerault (centro), declarada en quiebra, manifestaban este jueves delante de la sede del constructor Renault en los suburbios de París, para reclamar indemnizaciones del grupo automóvil.

Los trabajadores dieron de plazo hasta el 31 de julio para que los grupos automóviles Renault y Peugeot PSA, principales clientes de la usina Fabris, les otorguen indemnizaciones. En caso contrario amenazan con "hacer volar la fábrica".

El martes de esta semana, los trabajadores en huelga de la empresa Nortel, fabricante de equipos de comunicación inalámbrica, situada en las afueras de París y declarada en quiebra, amenazaron por segunda vez con hacer estallar la empresa, mediante bombonas de gas instaladas en los locales.

"La gente ya no tiene nada que perder, y va a ir hasta el final", advirtió uno de los cuatro representantes de los huelguistas de Nortel France SA, situada en Chateaufort, al suroeste de París.

Los trabajadores de Nortel también reclaman indemnizaciones consecuentes.

La empresa, declarada en quiebra, prevé la supresión de 467 de los 683 puestos de trabajo a partir del 1 de agosto, y si ésta no es comprada, la totalidad de los empleados iría al paro.

Estas acciones se inscriben en el marco de una ola de planes de despidos y de cierre de empresas en Francia, particularmente importante desde comienzos del mes de junio.

Esta situación concierne a unas cincuenta sociedades de sectores del automóvil, informática, electrónica y comunicaciones, farmacia, química y turismo, entre otros.

Por otra parte, a principios de abril, tres ejecutivos de la empresa Faurecia, que fabrica partes de automóviles y que se disponía a licenciar a unos 360 trabajadores, fueron retenidos durante varias horas por los empleados.

Acciones similares se habían producido en las semanas anteriores en empresas instaladas en Francia como Sony (electrónica), Caterpillar (maquinarias) 3M (impresión) y Scapa (materiales de construcción).

A fines de abril, trabajadores de la empresa fabricante de neumáticos alemana Continental saquearon las oficinas de la subgobernación civil de Compiegne, al este de París, después de que la justicia rechazara anular el cierre de una planta en Francia, según fuentes judiciales.

A fines de enero de este año, los sindicatos reunidos en el Foro Social Mundial en Belem, Brasil, habían estimado que los despidos masivos de trabajadores en todo el mundo, provocados por la crisis financiera, redundarán en agitación y violencia social.

Esto podría anunciar la muerte del capitalismo, estimaron los sindicatos participantes en el Foro y provenientes en su mayoría de países de América Latina.

 

 

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