Legisladores exponen despilfarro de AIG luego de rescate

WASHINGTON. Poco menos de una semana después que el gobierno intervino con miles de millones de dólares para rescatar a la aseguradora American International Group Inc., la empresa gastó 440.000 dólares para enviar a varios de sus ejecutivos a descansar a un lujoso balneario de California, informaron el martes legisladores.

Los integrantes de una comisión que investiga los problemas financieros de AIG descubrieron que en la cuenta se pagaron 23.380 dólares en tratamientos de relajamiento para empleados de la aseguradora en el balneario de St. Regis, al sur de Los Angeles.

Apenas días atrás, la empresa había obtenido un préstamo por 85.000 millones de dólares del gobierno para evitar la bancarrota.

En el viaje al balneario no hubo empleados de la división de productos financieros de AIG, que casi provocan el derrumbe de la empresa.

Sin embargo, los legisladores se mostraron indignados por los miles de dólares que se despilfarraron en banquetes, en partidas de golf y en visitas al spa y a los salones de belleza del centro de descanso para los ejecutivos, de la subsidiaria de seguros de vida de AIG.

"El estadounidense promedio está sufriendo económicamente. Están perdiendo sus empleos, sus casas y sus seguros de salud. Sin embargo, una semana después que los contribuyentes rescataron a la AIG, los ejecutivos de la compañía podían ser encontrados bebiendo y cenando en uno de los centros vacacionales más exclusivos del país", fustigó el presidente de la Comisión Supervisora en la cámara baja, el demócrata Henry Waxman.

La audiencia también reveló que los ejecutivos de AIG ocultaron a los auditores la cuantía de las pérdidas de sus arriesgados productos internacionales, según documentos difundidos por la comisión el martes.

La comisión, que examinó los acontecimientos que a la postre obligaron al gobierno federal a intervenir para rescatar al conglomerado, criticó a los ex directivos de AIG, que a su vez se culparon mutuamente de las desgracias de la empresa.

"Ustedes le han costado a mis electores y contribuyentes de este país 85.000 millones de dólares y han arruinado una de las compañías de seguros más respetadas en la historia de nuestro país", dijo la representante demócrata Carolyn Maloney. "Se limitaron a jugar con miles de millones, quizá billones, de dólares".

AIG, aquejada por cuantiosas pérdidas debido a hipotecas morosas, tuvo que aceptar el mes pasado un crédito gubernamental de 85.000 millones de dólares que le da al gobierno una participación del 80% en la empresa.

Waxman, el Presidente de la Comisión Supervisora, dio a conocer documentos según los cuales los ejecutivos de AIG ocultaron a los auditores la totalidad de los arriesgados manejos financieros de la empresa, tanto dentro como fuera de la firma, a medida que aumentaban las pérdidas.

Por ejemplo, los reguladores federales de la Oficina de Supervisión de las Instituciones de Ahorro advirtieron en marzo que la "supervisión corporativa de (la filial) AIG Financial Products … carece de los elementos críticos de independencia".

Al mismo tiempo, la firma auditora Pricewaterhouse Cooper advirtió confidencialmente a la empresa que "la principal causa" de sus crecientes problemas era el negarle a los supervisores internos encargados de limitar el riesgo de AIG el acceso a la información sobre lo que ocurría en su riesgosa rama de productos financieros.

Waxman también difundió el testimonio del ex auditor de AIG, Joseph St. Denis, que dimitió después de que se le impidió expresar su opinión sobre la manera en que la firma calculaba sus deudas.

Tres ex ejecutivos de AIG fueron citados para comparecer en la audiencia. Uno de ellos, Maurice "Hank" Greenberg _que dirigió la aseguradora durante 38 años hasta el 2005_, canceló su comparecencia por razones de salud pero presentó una declaración por escrito. En ella culpó a sus sucesores, los ex directores generales Martin Sullivan y Robert Willumstad, de los problemas financieros que enfrenta la empresa.

"Cuando dejé AIG, la compañía operaba en 130 países y tenía unos 92.000 empleados", dijo Greenberg. "Hoy, la empresa que construimos a lo largo de casi cuatro décadas ha quedado prácticamente destruida".

Por su parte, Sullivan y Willumstad echaron la mayor parte de la culpa a las normas de contabilidad que obligaron a AIG a declarar pérdidas por decenas de miles de millones de dólares a consecuencia de paquetes de acciones vinculados con hipotecas morosas.

 

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