La reforma y Villepin, en manos de Chirac

PARIS. La decisión adoptada ayer plantea además un dilema para el presidente de Francia, Jacques Chirac, quien deberá decidir los próximos pasos a tomar.

Chirac puede promulgar la ley apoyada por su primer ministro y arriesgarse a más protestas y huelgas en todo el país, o buscar una solución consensuada enviando la norma de vuelta al Parlamento o proponiendo modificaciones.

Mientras, los estudiantes en huelga interrumpieron ayer el transporte ferroviario y automovilístico en toda Francia.

Unos dos mil estudiantes paralizaron el servicio ferroviario durante más de dos horas en la estación de Lyon, de París, de donde salen los trenes de gran velocidad con dirección hacia el sur y los convoyes de cercanías. Los manifestantes cruzaron durmientes de madera y otros objetos en las vías. La policía utilizó su material antidisturbios para desalojar finalmente a los concentrados, que se dispersaron sin recurrir a la violencia al grito de “¡besos, no golpes!”.

La policía utilizó gases lacrimógenos para desalojar a unos 300 o 400 estudiantes (fotos-abajo), que bloquearon las vías ferroviarias y el tránsito en la estación de Marsella, la segunda ciudad más importante de Francia.

Los estudiantes bloquearon igualmente o dificultaron el tránsito rodado durante la hora pico de la mañana, causando retenciones en las ciudades de Nantes, Rennes, Lille, Aix-en-Provence y otras aldeas, al igual que sus cercanías, además de bloquear brevemente la carretera principal que rodea París.

El fallo del consejo, que decreta la constitucionalidad de las leyes francesas, había provocado singular expectativa. Las protestas, encabezadas por los estudiantes y respaldadas por los sindicatos, sumieron en una crisis al gobierno de Chirac, y la orden de derogarla habría sacado al gobierno del apuro.


En lugar de ello, el consejo integrado por nueve miembros refrendó el apartado más polémico de la ley, el llamado Contrato del Primer Empleo (CPE). El CPE facilitará a la patronal el despido de los nuevos trabajadores menores de 26 años en los dos primeros de su desempeño en la empresa sin explicación o indemnización alguna, un grado de flexibilidad que según el gobierno fomentará el empleo entre la juventud, aquejada por una tasa de desempleo superior al 22 por ciento.


El primer ministro francés, Dominique de Villepin, advirtió en repetidas ocasiones que está dispuesto a considerar posibles mejoras en la ley del primer contrato laboral pero se ha negado a retirarla.

Un sondeo de opinión realizado por la firma Ipsos para la cadena de televisión LCI dijo que el 62 por ciento de los franceses se oponen a la ley de Villepin, mientras que el 47 por ciento quiere su completa derogación. Otro 45 por ciento quiere que sea modificada. El sondeo del miércoles, realizado entre 804 personas mayores de 18 años no tiene un margen de error conocido.


Los legisladores del partido de Chirac dijeron que se espera que promulgue la ley con premura, una decisión que seguramente molestará a los manifestantes. Para apaciguarlos, Chirac podría brindarse a negociar con los sindicatos o designar un mediador, agregaron los legisladores oficialistas.

La oficina de Chirac dijo que el presidente hablará hoy por la noche sobre el tema, con lo que dispondrá de 24 horas para adoptar una decisión.

El líder del opositor Partido Socialista, Francois Hollande, pidió por su parte de inmediato a Chirac que no promulgue la ley y la devuelva al Parlamento.

Chirac tiene nueve días para promulgar la ley, de la que algunos puntos no relativos al CPE fueron censurados ayer por los “sabios” del Constitucional.

La eventual salida a la crisis social y política que vive el país y que ha debilitado al primer ministro Dominique de Villepin está ahora en las manos de su mentor, Chirac. A las 15 horas de Argentina, hablará el presidente de los franceses y se verá hacia dónde camina.

   

 

 
 

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