Japón acogerá una reunión internacional de ingenieros

KIOTO. Cientos de ingenieros de Asia, Europa y América se reunirán en noviembre en Japón para discutir las bases tecnológicas de lo que puede ser no sólo un nuevo hito en la carrera espacial, sino un desafío sin precedentes para la Humanidad: la construcción de un ascensor espacial que permita el traslado de astronautas y equipos desde la superficie terrestre hasta estaciones orbitales como la ISS.

Su último anclaje debería situarse a nada menos que 36.000 kilómetros de altura, con objeto de aprovechar la órbita geoestacionaria, que haría posible que el cable siempre estuviera en la misma posición. Australia Occidental o las Islas Galapagos serían puntos idóneos para construir la ‘planta baja’.

La base del nuevo proyecto sería la de cualquier ascensor: un cable, que en este caso estaría anclado a la superficie terrestre, y que alcanzaría miles de kilómetros de altura hasta internarse en el espacio fijado a sus puntos de paso.

Se cree que la inercia -la teoría de la física que establece que la materia mantiene la velocidad a lo largo de una línea recta mientras no sea vea sometida por una fuerza externa-, puede favorecer que el cable permanezca siempre extendido y tenso, permitiendo que el ascensor pueda operar hasta la órbita geoestacionaria.

Los ingenieros esperan que el el ascensor pueda transportar personas y carga al espacio, e incluso se valora que podría ser útil para eliminar residuos nucleares. Otra idea propuesta es utilizar el ascensor para colocar paneles solares en el espacio que sirvan para proporcionar energía para uso doméstico en la Tierra.

La idea ya tuvo su correlato en la literatura de ciencia ficción. En 1979, la novela de Arthur Clarke “Las fuentes del parasio” llevó la idea del ascensor espacial al gran público. Otra obra, “La telaraña entre los mundos” también aludía a la construcción de ascensores espaciales.

Ahora, científicos japoneses han decidido pasar de la Literatura a la Ingeniería y han constituido la Asociación Japonesa para el Ascensor Espacial. Su portavoz, Akira Tauchida, explicó en declaraciones a CNN recogidas que su grupo está trabajando con una fundación en Estados Unidos y otra entidad radicada en Luxemburgo para el desarrollo del proyecto. Asi, el denominada Liftport Group está trabajando en Estados Unidos en el desarrollo de un diseño de ascensor especial, y se considera que hay más de 300 ingenieros y científicos que en todo el mundo están trabajando en este tipo de proyecto. Además, la NASA ha comprometido ya cuatro millones de dólares para un primer diseño de este tipo.

La gran cantidad de recursos económicos que serán necesarios para el proyecto, junto a su complejidad, harán necesario que se trate de un proyecto a escala mundial. “Este no puede ser el proyecto de una sola nación, sino que necesita un respaldo mundial”, declaró Jeff Hofmann, profesor de Aeronáutica del Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT).

Otras dificultades serán cómo diseñar y construir la base del ascensor, y dónde emplazarlo. Para Tsuchida, algunas localizaciones idóneas para este proyecto serían el Mar del Sur de China, Australia Occidental o las Islas Galapagos, en el Pacífico sudamericano. Como el final del ascensor debne situarse en órbita geoestacionaria (36.000 kilómetros de altura) lo ideal es que la base en la Tierra se emplace cerca del Ecuador. El problema es que en todas los emplazamientos sugeridos existe riesgo de tifón y podría poner en peligro la seguridad del ascensor.

La asociación japonesa estima que el proyecto podría empezar a llevarse a cabo hacia 2030, pero Hofammnn opina que esa fecha es demasiado próxima para que sea realista. “No sé si nosotros lo veremos o si pasarán aún 100 o 200 años, pero quizás sea suficiente de momento para poder estudiar cómo llevarlo a cano.

 

 

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