Inditex no halla pruebas del empleo de menores en sus proveedores lusos

La multinacional cree que sí existen irregularidades en el sistema de trabajo a domicilio después de que un padre reconociera que "ocasionalmente" sus hijos lo ayudan a coser.
Inspecciones a los talleres, entrevistas con sus trabajadores, con la alcaldesa donde se ubica la empresa, con las familias de los menores, e incluso una visita a los colegios donde estudian. Ni rastro del empleo de niños por parte de uno de los proveedores que Inditex tiene en Portugal. La empresa anunció ayer las conclusiones de un informe fruto de la investigación del productor externo que, según publicaba la pasada semana el semanario luso Expresso, utilizaba a niños de entre 10 y 14 años para coser zapatos para la cadena Zara. "No se han detectado indicios reveladores de una situación de explotación o de trabajo infantil en los menores protagonistas de la noticia", asegura la multinacional gallega.
"La fábrica del proveedor objeto de la investigación -continúa la firma en un comunicado- se encuentra en condiciones laborables aceptables". Una afirmación apoyada en la auditoría social -el sistema, refrendado por organismos europeos de responsabilidad social corporativa, que emplea Inditex para controlar sus proveedores externos- realizada por la consultora PricewaterhouseCoopers en el último año y por "los comentarios" de los representantes de la Federación de los Sindicatos de Trabajadores Textiles, del Vestuario, Calzado y la Piel (FESETE-CGTP) de Portugal.
Sí hay "indicios", sin embargo, de un presunto caso "irregular" en el sistema de trabajo a domicilio -regulado por ley en Portugal, que permite a empleados de talleres y personal ajeno realizar encargos de cosido-, después de que el padre de uno de los menores reconociera a Expresso que "ocasionalmente" sus hijos le habían ayudado en tareas de cosido de zapatos "dentro del domicilio familiar".
El sistema de trabajo a domicilio, muy habitual en la localidad de Felgueiras, donde viven los niños protagonistas del reportaje, está sujeto a ciertas garantías legales y retributivas contempladas en el Convenio Colectivo del Calzado de Portugal, publicado el 22 de mayo de 2006, tal y como recuerda Inditex. ¿Cuáles son esas garantías? Pues la obligación de las empresas del sector de informar en el último trimestre de cada año de la relación de trabajadores, sus domicilios, números de seguridad social y las actividades que han desarrollado. En alguno de estos aspectos "presuntamente pudieran haberse infringido", apunta la compañía con sede en Arteixo, "y, por consiguiente, ocultado a la inspección laboral". Por eso, "a pesar de que parece descartada la explotación infantil", el grupo "entiende" que hay que reforzar los controles en esta zona "para asegurar el estricto cumplimiento de la legislación laboral portuguesa en las distintas fases del proceso productivo".
Inditex impulsará una mesa de trabajo con representación del Ministerio de Trabajo de Portugal, la alcaldía de Felgueiras, la patronal lusa del calzado y los sindicatos del país para "evaluar la realidad sociolaboral del trabajo a domicilio" en la localidad, y establecer un plan correctivo "que permita implementar de forma efectiva" la legislación laboral portuguesa y los convenios colectivos "como forma práctica para erradicar cualquier forma de trabajo marginal".
La investigación, a la que se incorporaron como observadores independientes responsables del área textil de CCOO y representantes sindicales portugueses, consistió en un examen tanto de la empresa que aparecía en el reportaje, como de las familias de los menores, sus profesores y los responsables de su colegio, donde "presentan un desarrollo académico y una asistencia normal".

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Inditex no halla pruebas del empleo de menores en sus proveedores lusos

La multinacional cree que sí existen irregularidades en el sistema de trabajo a domicilio después de que un padre reconociera que "ocasionalmente" sus hijos lo ayudan a coser.
Inspecciones a los talleres, entrevistas con sus trabajadores, con la alcaldesa donde se ubica la empresa, con las familias de los menores, e incluso una visita a los colegios donde estudian. Ni rastro del empleo de niños por parte de uno de los proveedores que Inditex tiene en Portugal. La empresa anunció ayer las conclusiones de un informe fruto de la investigación del productor externo que, según publicaba la pasada semana el semanario luso Expresso, utilizaba a niños de entre 10 y 14 años para coser zapatos para la cadena Zara. "No se han detectado indicios reveladores de una situación de explotación o de trabajo infantil en los menores protagonistas de la noticia", asegura la multinacional gallega.
"La fábrica del proveedor objeto de la investigación -continúa la firma en un comunicado- se encuentra en condiciones laborables aceptables". Una afirmación apoyada en la auditoría social -el sistema, refrendado por organismos europeos de responsabilidad social corporativa, que emplea Inditex para controlar sus proveedores externos- realizada por la consultora PricewaterhouseCoopers en el último año y por "los comentarios" de los representantes de la Federación de los Sindicatos de Trabajadores Textiles, del Vestuario, Calzado y la Piel (FESETE-CGTP) de Portugal.
Sí hay "indicios", sin embargo, de un presunto caso "irregular" en el sistema de trabajo a domicilio -regulado por ley en Portugal, que permite a empleados de talleres y personal ajeno realizar encargos de cosido-, después de que el padre de uno de los menores reconociera a Expresso que "ocasionalmente" sus hijos le habían ayudado en tareas de cosido de zapatos "dentro del domicilio familiar".
El sistema de trabajo a domicilio, muy habitual en la localidad de Felgueiras, donde viven los niños protagonistas del reportaje, está sujeto a ciertas garantías legales y retributivas contempladas en el Convenio Colectivo del Calzado de Portugal, publicado el 22 de mayo de 2006, tal y como recuerda Inditex. ¿Cuáles son esas garantías? Pues la obligación de las empresas del sector de informar en el último trimestre de cada año de la relación de trabajadores, sus domicilios, números de seguridad social y las actividades que han desarrollado. En alguno de estos aspectos "presuntamente pudieran haberse infringido", apunta la compañía con sede en Arteixo, "y, por consiguiente, ocultado a la inspección laboral". Por eso, "a pesar de que parece descartada la explotación infantil", el grupo "entiende" que hay que reforzar los controles en esta zona "para asegurar el estricto cumplimiento de la legislación laboral portuguesa en las distintas fases del proceso productivo".
Inditex impulsará una mesa de trabajo con representación del Ministerio de Trabajo de Portugal, la alcaldía de Felgueiras, la patronal lusa del calzado y los sindicatos del país para "evaluar la realidad sociolaboral del trabajo a domicilio" en la localidad, y establecer un plan correctivo "que permita implementar de forma efectiva" la legislación laboral portuguesa y los convenios colectivos "como forma práctica para erradicar cualquier forma de trabajo marginal".
La investigación, a la que se incorporaron como observadores independientes responsables del área textil de CCOO y representantes sindicales portugueses, consistió en un examen tanto de la empresa que aparecía en el reportaje, como de las familias de los menores, sus profesores y los responsables de su colegio, donde "presentan un desarrollo académico y una asistencia normal".

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