Empleo juvenil en América Latina: Superar la década perdida

En América Latina, 9,5 millones de los 57 millones de jóvenes entre 15 y 24 años que trabajan o desean trabajar están desempleados. Víctimas de la "década perdida", nacieron entre 1980 y 1990 y representan el 42 por ciento del desempleo abierto en la región. De acuerdo con el informe preparado para la Reunión Regional Americana, la situación es aún peor si se considera el número de jóvenes en la región que "no trabajan ni estudian", 21 por ciento. Además millones de jóvenes están atrapados en trabajos temporales o eventuales que no ofrecen protección laboral o social y brindan pocas perspectivas de progresar. OIT EnLínea informa desde Bolivia.
LA PAZ (OIT EnLínea) – La realidad social de Bolivia puede ser observada en el paisaje urbano de su capital: alto desempleo, aumento de la informalidad y pobreza extrema. Miles de jóvenes entran al mercado laboral cada año, pero encuentran pocas oportunidades de sobrevivir en una economía que es incapaz de ofrecerles trabajos.
Para la OIT, la promoción del empleo independiente y microempresa debe ser integrada a los proyectos para crear más y mejores trabajos. "La idea es generar una cultura empresarial competitiva entre los jóvenes que entran al mercado del trabajo", explicó el experto de la OIT Jorge Cabrera.
Para enfrentar este reto, la OIT a través de su programa de empleo sostenible trata de crear una generación de jóvenes emprendedores entre los bolivianos. Un ejército de maestros y profesores trata de sembrar la semilla de la cultura empresarial: utilizan materiales especialmente concebidos para la educación empresarial. Y hay formadores profesionales que trabajan con universidades, institutos, escuelas técnicas y hasta en las bases militares que atraen a los jóvenes de algunas de las áreas más pobres de Bolivia.
"El objetivo es incentivar una cultura empresarial, de manera que puedan ser emprendedores", comentó Cabrera.
Aunque tiene sólo 18 años, Miguel Limaci, un joven soldado, parece tener certeza sobre su futuro. Dentro de los límites de una base militar, participa a un curso de formación vocacional que mezcla la disciplina colectiva militar con el individualismo del emprendedor.
"Un emprendedor debe ser más que todas esas personas que desean crear puestos de trabajo. Yo, al ver mi montañosa ciudad, veo muchas personas que quieren trabajar pero no hay trabajo suficiente, ese es el problema y es por eso que quiero ser un emprendedor", dijo.
Según Luciel Rios, Director de la Fomación Vocacional, "no todos los hombres y mujeres jóvenes que reciben formación vocacional serán emprendedores. Pero a algunos estas nuevas capacidades empresariales les abrirán las puertas a oportunidades nunca imaginadas".

Trabajo decente para los jóvenes
El informe para la Reunión Regional Americana se refiere de manera explícita a la promoción del empresariado joven como una manera de promover empleo de calidad para los jóvenes. Reunir jóvenes emprendedores y facilitar los contactos con el gobierno, proveedores de servicios y otros empresarios puede ayudar en la primera fase de formación de una empresa.
"Pero esto no es suficiente. Los países necesitan crear un ambiente empresarial que permita a los jóvenes formar o agregarse a pequeñas empresas, y ayudar a la población joven a pasar de la economía informal a la formal", comentó José Manuel Salazar-Xirinachs, Director Ejecutivo del Sector del Empleo de la OIT.
Desde una perspectiva más general, el informe de la OIT propone dos estrategias principales para enfrentar el empleo juvenil y reducir a la mitad el número de jóvenes que no trabajan ni estudian en los próximos diez años: disminuir el número de jóvenes que abandonan prematuramente el sistema educativo y promover oportunidades de trabajo.
La educación para todos es una manera eficaz para combatir el trabajo infantil y reducir la pobreza. El acceso universal, gratuito y cualitativo a la educación primaria y secundaria e inversiones en la formación profesional y el aprendizaje permanente son esenciales para fomentar el empleo juvenil y facilitar la transición hacia un trabajo decente. Se necesitan medidas para vincular la educación y la formación al mundo del trabajo y para anticipar las destrezas que serán requeridas en el mercado laboral. El informe describe una serie de iniciativas de formación y empleo en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala y Uruguay.
El informe menciona además otra serie de mecanismos para la promoción del empleo juvenil en la región, como medidas que permiten a los empleadores reducir el costo del trabajo a cambio de formación vocacional. En algunos casos, estas iniciativas fueron utilizadas para reducir los costos y tuvieron incidencia en la capacitación de jóvenes trabajadores. En otros, carecían de apoyo financiero del Estado para sostener los proyectos.
Según Salazar-Xirinachs, "los jóvenes enfrentan problemas específicos en el mercado del trabajo. A causa de falta de formación y experiencia laboral, con frecuencia aceptan trabajos precarios".
El informe cita a Perú donde sólo 10 por ciento de los afiliados a la seguridad social son jóvenes entre 15 y 24 años, a pesar de que representan más de 40 por ciento del empleo. "Dos de cada tres jóvenes en la región trabajan sin firmar un contrato de empleo. La situación es similar en otros países de la región", comentó Salazar-Xirinachs.
Hay una especie de paradoja, explicó: "Muchos jóvenes tienen hoy mejor educación que sus padres porque la educación se ha extendido de manera considerable en la región a lo largo de las últimas décadas. En teoría, esto debería hacerlos más atractivos desde la perspectiva del mercado laboral. Pero en realidad obtienen trabajos precarios, sin protección, y con bajos sueldos, si lo encuentran. Los países necesitan hacer coincidir una mayor inversión en el acceso a la educación y formación con un incremento de las oportunidades de trabajo. Ambas deben ir de la mano".
"La formulación de políticas y programas de empleo juvenil deben conducirse a través de consultas con organizaciones de empleadores y trabajadores y debería tomar en cuenta las necesidades e intereses específicos de los jóvenes tal como fue recomendado en la Conferencia Internacional del Trabajo de 2005", concluyó Salazar-Xirinachs.

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Empleo juvenil en América Latina: Superar la década perdida

En América Latina, 9,5 millones de los 57 millones de jóvenes entre 15 y 24 años que trabajan o desean trabajar están desempleados. Víctimas de la "década perdida", nacieron entre 1980 y 1990 y representan el 42 por ciento del desempleo abierto en la región. De acuerdo con el informe preparado para la Reunión Regional Americana, la situación es aún peor si se considera el número de jóvenes en la región que "no trabajan ni estudian", 21 por ciento. Además millones de jóvenes están atrapados en trabajos temporales o eventuales que no ofrecen protección laboral o social y brindan pocas perspectivas de progresar. OIT EnLínea informa desde Bolivia.
LA PAZ (OIT EnLínea) – La realidad social de Bolivia puede ser observada en el paisaje urbano de su capital: alto desempleo, aumento de la informalidad y pobreza extrema. Miles de jóvenes entran al mercado laboral cada año, pero encuentran pocas oportunidades de sobrevivir en una economía que es incapaz de ofrecerles trabajos.
Para la OIT, la promoción del empleo independiente y microempresa debe ser integrada a los proyectos para crear más y mejores trabajos. "La idea es generar una cultura empresarial competitiva entre los jóvenes que entran al mercado del trabajo", explicó el experto de la OIT Jorge Cabrera.
Para enfrentar este reto, la OIT a través de su programa de empleo sostenible trata de crear una generación de jóvenes emprendedores entre los bolivianos. Un ejército de maestros y profesores trata de sembrar la semilla de la cultura empresarial: utilizan materiales especialmente concebidos para la educación empresarial. Y hay formadores profesionales que trabajan con universidades, institutos, escuelas técnicas y hasta en las bases militares que atraen a los jóvenes de algunas de las áreas más pobres de Bolivia.
"El objetivo es incentivar una cultura empresarial, de manera que puedan ser emprendedores", comentó Cabrera.
Aunque tiene sólo 18 años, Miguel Limaci, un joven soldado, parece tener certeza sobre su futuro. Dentro de los límites de una base militar, participa a un curso de formación vocacional que mezcla la disciplina colectiva militar con el individualismo del emprendedor.
"Un emprendedor debe ser más que todas esas personas que desean crear puestos de trabajo. Yo, al ver mi montañosa ciudad, veo muchas personas que quieren trabajar pero no hay trabajo suficiente, ese es el problema y es por eso que quiero ser un emprendedor", dijo.
Según Luciel Rios, Director de la Fomación Vocacional, "no todos los hombres y mujeres jóvenes que reciben formación vocacional serán emprendedores. Pero a algunos estas nuevas capacidades empresariales les abrirán las puertas a oportunidades nunca imaginadas".

Trabajo decente para los jóvenes
El informe para la Reunión Regional Americana se refiere de manera explícita a la promoción del empresariado joven como una manera de promover empleo de calidad para los jóvenes. Reunir jóvenes emprendedores y facilitar los contactos con el gobierno, proveedores de servicios y otros empresarios puede ayudar en la primera fase de formación de una empresa.
"Pero esto no es suficiente. Los países necesitan crear un ambiente empresarial que permita a los jóvenes formar o agregarse a pequeñas empresas, y ayudar a la población joven a pasar de la economía informal a la formal", comentó José Manuel Salazar-Xirinachs, Director Ejecutivo del Sector del Empleo de la OIT.
Desde una perspectiva más general, el informe de la OIT propone dos estrategias principales para enfrentar el empleo juvenil y reducir a la mitad el número de jóvenes que no trabajan ni estudian en los próximos diez años: disminuir el número de jóvenes que abandonan prematuramente el sistema educativo y promover oportunidades de trabajo.
La educación para todos es una manera eficaz para combatir el trabajo infantil y reducir la pobreza. El acceso universal, gratuito y cualitativo a la educación primaria y secundaria e inversiones en la formación profesional y el aprendizaje permanente son esenciales para fomentar el empleo juvenil y facilitar la transición hacia un trabajo decente. Se necesitan medidas para vincular la educación y la formación al mundo del trabajo y para anticipar las destrezas que serán requeridas en el mercado laboral. El informe describe una serie de iniciativas de formación y empleo en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala y Uruguay.
El informe menciona además otra serie de mecanismos para la promoción del empleo juvenil en la región, como medidas que permiten a los empleadores reducir el costo del trabajo a cambio de formación vocacional. En algunos casos, estas iniciativas fueron utilizadas para reducir los costos y tuvieron incidencia en la capacitación de jóvenes trabajadores. En otros, carecían de apoyo financiero del Estado para sostener los proyectos.
Según Salazar-Xirinachs, "los jóvenes enfrentan problemas específicos en el mercado del trabajo. A causa de falta de formación y experiencia laboral, con frecuencia aceptan trabajos precarios".
El informe cita a Perú donde sólo 10 por ciento de los afiliados a la seguridad social son jóvenes entre 15 y 24 años, a pesar de que representan más de 40 por ciento del empleo. "Dos de cada tres jóvenes en la región trabajan sin firmar un contrato de empleo. La situación es similar en otros países de la región", comentó Salazar-Xirinachs.
Hay una especie de paradoja, explicó: "Muchos jóvenes tienen hoy mejor educación que sus padres porque la educación se ha extendido de manera considerable en la región a lo largo de las últimas décadas. En teoría, esto debería hacerlos más atractivos desde la perspectiva del mercado laboral. Pero en realidad obtienen trabajos precarios, sin protección, y con bajos sueldos, si lo encuentran. Los países necesitan hacer coincidir una mayor inversión en el acceso a la educación y formación con un incremento de las oportunidades de trabajo. Ambas deben ir de la mano".
"La formulación de políticas y programas de empleo juvenil deben conducirse a través de consultas con organizaciones de empleadores y trabajadores y debería tomar en cuenta las necesidades e intereses específicos de los jóvenes tal como fue recomendado en la Conferencia Internacional del Trabajo de 2005", concluyó Salazar-Xirinachs.

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