Comunicación para la prevención

La organización ha realizado todos sus esfuerzos para difundir las políticas de seguridad de la empresa. Las carteleras están rebosantes de mensajes destinados a recordar a los empleados lo indispensable del uso de las medidas de seguridad… Como última medida aparecen las sanciones y los apercibimientos… y una vez más, campañas de información…

Las campañas de prevención sobre riesgos en el trabajo suelen presentar un denominador común: la creencia en la información como el antídoto para generar cambios de conducta.
Los esfuerzos de la organización para prevenir accidentes de trabajo, encuentran sus límites en la dimensión de la comunicación, un universo rebosante de sentido que puede marcar la diferencia entre la salud y la enfermedad, entre la vida y la muerte. 
La primera definición que nos permite aportar valor a esta problemática, es la diferenciación entre COMUNICACIÓN e INFORMACIÓN. Por información entendemos la transmisión unilateral de un saber. Por comunicación un proceso complejo de creación de sentido entre emisores y receptores que alteran sus roles en la misma secuencia comunicativa.
La comunicación en las organizaciones es un PROCESO complejo, DINAMICO, en el que intervienen PERSONAS en múltiples situaciones. Su carácter de proceso, nos habla de la necesidad de construcción conjunta. Su carácter dinámico, nos habla de la imposibilidad de que un canal permanezca siempre igual, impoluto ante los cambios. La intervención de personas, nos habla del grado de complejidad, de una red de relaciones que le da sentido a todos los canales de comunicación interna.
La implicancia de la diferenciación de estos conceptos en el terreno de la prevención de accidentes de trabajo es fundamental: si nos encontramos con un contexto de desconocimiento de las políticas de seguridad,  las medidas de difusión encontrarán sus frutos, muy por el contrario, si las personas poseen la información necesaria, la redundancia no permite alcanzar los objetivos de la PREVENCIÓN.
Para entender cabalmente este proceso es necesario que analicemos la transversalidad del concepto de PREVENCIÓN. La definición básica de la palabra PREVENCIÓN implica la posibilidad de un sujeto de adelantarse a un hecho que considera negativo para su salud.  La misma definición nos marca un grado de complejidad: la percepción del sujeto sobre el riesgo y el peligro.
Si prevenir significa disposición para evitar algo, o sea, grado de alerta, es fundamental analizar qué nivel del “umbral de alerta” activa la prevención a partir de los mensajes que construye. Prevenir es para el otro, no sólo para mí, por lo tanto, es un hecho social.  

¿Cuáles son las principales características del discurso preventivo?

¨       Debe ser persuasivo, para poder generar un cambio de comportamiento en el destinatario.

¨       Es prescriptivo y pedagógico.

¨       Construye un “otro”: el que se droga, el que discrimina, el que no se previene.

¨       Interpela al sujeto social, como miembro del sistema.

¨       Implica activar el umbral de alerta que toda persona tiene, es decir, la percepción del peligro y del riesgo.

¨       Debe lidiar con un campo semántico negativo (la muerte).

¨       Circula formal e informalmente.

El Sujeto y su conducta preventiva.

Las posturas que los sujetos adoptan ante las medidas preventivas están delimitadas por su vida cotidiana. ¿A qué debemos anticiparnos? Es la pregunta que responde cada trabajador al efectivizar un acto de prevención.

La prevención implica dos fenómenos relacionados:

v      La posibilidad de reconocer una situación como riesgosa

v      La posibilidad de efectivizar acciones para evitar esta situación.

El primer fenómeno está en relación con el grado de información que posee el sujeto  y a la percepción que tienen de sí mismos y de la situación de riesgo.
Por ejemplo: Un supervisor puede conocer exactamente las reglamentaciones  en el uso de zapatos de seguridad, pero puede evitar su uso para marcar una diferenciación con el resto de los trabajadores.
El segundo fenómeno está en relación con la imposibilidad de una persona de tomar acciones preventivas, aún reconociendo una situación de riesgo o peligro. 
Por ejemplo: grupos vulnerables de trabajadores pueden hallarse imposibilitados de tomar medidas de prevención por una percepción de arbitrariedad de éstas con sus puestos de trabajo.
Otro concepto importante que permite comprender la complejidad de la PREVENCIÓN, es el de OBJETO DE PREVENCIÓN, concepto utilizado  para hacer referencia a los objetos u acciones que nos permiten preservarnos. Dentro de esta categoría, están todos los objetos que el personal debe utilizar para prevenir accidentes y las medidas de seguridad que deben llevar adelante. Tenemos que tener en cuenta que el objeto o la acción preventiva, además de preservarnos de algo implica la modificación de una práctica o la realización de una práctica nueva. En el caso de la modificación de una práctica, es necesario analizar la percepción de las pérdidas que genera el modificarla y la posibilidad de hacerlo.
Ejemplo: si las significaciones atribuidas al uso del casco como medida de seguridad se erigen como contrarias al objeto de la práctica (el trabajo), se rechazará el uso del objeto de prevención.  En otras palabras, si el casco es percibido como un obstáculo en el trabajo, las personas mostrarán resistencia a su uso.
Los conceptos vistos hasta ahora nos marcan que las personas pueden NO SABER, NO QUERER o NO PODER trabajar con seguridad. Frente a este tema, estamos en condiciones de entender por qué fracasan las campañas de prevención en las organizaciones.

En nuestra experiencia encontramos que las razones más frecuentes de este fracaso  son:

               Presentan problemas y desconocen el destinatario a quien se dirigen. Se utilizan códigos ininteligibles para el destinatario.

               Dejan de lado las causas externas que contribuyen a comportamientos “poco saludables”.

               No tienen en cuenta que el discurso preventivo circula formal e informalmente.

               Se colocan todos los riesgos en un mismo mensaje.

               Consideran que a mayor información se generará una conducta vinculada al campo de la salud.

               Confunden el concepto de información con el de comunicación.

               Se abordan como si fueran avisos publicitarios. Por lo tanto, se quedan en la “forma”.

               No incluyen la participación de los involucrados en el diseño de la campaña


Frente a la complejidad de la PREVENCIÓN de accidentes en el trabajo, es necesario abordar la problemática con un modelo que introduzca el concepto de PARTICIPACIÓN, DESARROLLO DE COMUNICACIÓN PERSUASIVA, DIFERENCIACIÓN  y que explore CANALES NO TRADICIONALES. 

PARTICIPACIÓN: en prevención de accidentes de trabajo, la participación NO ES UNA OPCIÓN. La participación implica un trabajo grupal, donde los sujetos van elaborando sus demandas, encontrando las formas de acción para expresarlas y se va reconociendo como grupo protagonista, transformador de su contexto. Todo Programa de Prevención de Accidentes de Trabajo debe incluir la participación de los destinatarios en el desarrollo de la campaña. De esta manera, la prevención no se digita desde afuera, sino que requiere que los mismos protagonistas definan las acciones y los códigos a utilizar en su propia prevención de la salud en el trabajo.

COMUNICACIÓN PERSUASIVA: Cuando hablamos de persuasión no nos estamos refiriendo a un tipo especial de comunicación. Toda comunicación adopta una conducta destinada a transmitir un mensaje a uno o varios receptores, con el objeto de producir algún efecto. La comunicación persuasiva es “persuasión deliberada”, orientada a conseguir determinados efectos en el receptor. Hay siempre un mensaje cargado de significado, que persigue un resultado de carácter psicológico-social: reforzar actitudes, crear nuevas opiniones, modificar creencias o reelaborar juicios.

La DIFERENCIACIÓN implica la necesidad de un abordaje diferencial de los públicos, así como también, la adecuación de las estrategias a cada realidad y medida preventiva. Las campañas que presentan un mensaje IGUAL para todos se pierden en la heterogeneidad de las percepciones de los diferentes grupos en riesgo.

La UTILIZACIÓN DE CANALES NO TRADICIONALES implica un reconocimiento de los vectores de comunicación de la organización, su grado de legitimidad, saturación y pertinencia como vehículos de una comunicación en la transformación de actitudes.

Teniendo en cuenta la complejidad del proceso de prevención de accidentes de trabajo, un programa preventivo debe combinar estratégicamente los componentes mencionados anteriormente.  La comunicación es el factor clave de los cambios de comportamiento y transmisión de valores. Su abordaje en las campañas de prevención es un camino ineludible para quienes desean modificar conductas en las personas.

Bibliografía

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