Coca Cola ha regresado al devastado Afganistán con la apertura de una fastuosa planta de producción de 25 millones de dólares. La empresa considera al país "un enlace perdido" en sus negocios internacionales.
El presidente de Afganistán, Hamid Karzai inauguró la planta de embotellado de
Esta es una movida polémica y arriesgada por parte de Coca Cola al mismo tiempo que la violencia no cesa en ese país, contra las fuerzas del la OTAN, inclusive los soldados estadounidenses parecen correr últimamente un grave peligro ya que la escalada de violencia está fuera de control.
La planta de Coca Cola en Kabul, funcionará bajo la franquicia de un hombre de negocios Habib Gulzar, y se focalizará en bebidas carbonatadas como Coca Cola, Fanta y Sprite.
En el futuro también producirá agua mineralizada en botella.
Selcuk Erden, Presidente de
El grupo dice que el país tiene el potencial de convertirse en un fuerte mercado para sus bebidas.
Pero los críticos afirman que Coca Cola no es justamente lo que los afganos necesitan en este momento.
Afganistan ocupa el quinto lugar de los países más pobres del mundo, según las Naciones Unidas. "La profunda pobreza en Afganistán se refleja consistentemente en todos los indicadores humanos, que revelan un mosaico de una Nación con muchas necesidades de asistencia en forma sostenida", afirma un reciente informe sobre desarrollo de las Naciones Unidas.
Tanto Coca Cola como el presidente Karzai dicen que la firma de bebidas gaseosas generará una importante cantidad de empleos. "
Karzai dijo que la inversión fue "un importante paso hacia adelante hacia el crecimiento económico, auto suficiencia y un futuro mejor para Afganistán".
Pero aún las amenazas contra la seguridad de Coca Cola son altas.
En las últimas semanas se han visto las peores imágenes de violencia en el país, desde que las fuerzas internacionales, con EEUU al mando invadieron y destituyeron el régimen talibán a fines de 2001.
Los insurgentes talibanes podrían tomar a Coca Cola como su objetivo, por la imagen global de la empresa de embajador no-oficial del estilo de vida norteamericano, justamente por lo que los líderes talibanes llaman a combatir.
La planta anterior de Coca Cola en Afganistán, fue destruida por la artillería durante la guerra civil, que finalizó con los talibanes en el poder en 1996.