Cada vez más difícil conseguir empleo para los italianos

Después de esperar por años un puesto como dependiente de algún negocio, Dino Giordano decidió que buscar un empleo estable era una pérdida de tiempo: ahora vende pañuelos descartables a los automovilistas en los semáforos.

"Con la crisis, todo es más difícil", dijo el napolitano de 35 años, quien vive con sus padres para cubrir sus gastos y los de su hijo de 10 años.

Giordano es parte de una creciente ola de desesperación en el mercado laboral italiano, donde los puestos que escasean incluso en tiempos de expansión han sido erradicados por la peor recesión vista en Italia desde la Segunda Guerra Mundial.

Incluso aunque la economía se recupera lentamente, un número récord de italianos están abandonando la búsqueda de trabajo estable por completo, apoyándose en sus familias o arreglándoselas con pequeños trabajos irregulares, no contemplados en las estadísticas oficiales.

El número de italianos en edad laboral clasificados como "inactivos" -eso es, ni empleados ni en busca de trabajo- alcanzó un récord de 14,99 millones en agosto, la cifra más alta desde que la agencia de estadísticas Istat empezó a contabilizarlos en el 2004.

En 2009, aproximadamente un 37,6 por ciento de los italianos de entre 15 y 64 años estaban inactivos, comparado con el 28,7 por ciento de la zona del euro, según la oficina de estadísticas de la UE, Eurostat.

Ya que sólo aquellos que buscan trabajo activamente en las últimas cuatro semanas son calificados como desempleados, las personas que han perdido el estímulo para seguir haciéndolo son consideradas "inactivas".

Sus crecientes filas debilitan el gasto del consumidor y proporcionan un fértil terreno de reclutamiento para la creciente economía informal.

También constituyen un punto negro en el índice de desempleo de Italia.

En un 8,2 por ciento, el índice oficial de desocupación de Italia está por debajo del promedio de 10,1 por ciento de la zona del euro y lejos del 20 por ciento de desempleo de España. Pero eso se debe a que no toma en cuenta el dramático nivel de trabajadores auto declarados inactivos, según economistas.

"Muchos en el Gobierno italiano dicen que a Italia le está yendo mucho mejor que a la mayoría, pero eso es engañoso porque existen muchas personas que han dejado de buscar trabajo", dijo Giulio Zanella, profesor adjunto de la Universidad de Bolonia.

"El índice de desempleo en España, por ejemplo, es mucho mayor que aquí, pero el índice de empleo allí también es más alto ya que en España trabaja una mayor proporción de personas que en Italia", agregó.

Lo que resulta más preocupante, el porcentaje de italianos inactivos debido a que sintieron que no había trabajo estable disponible aumentó de 3 por ciento en 1999 a 9,3 por ciento el año pasado.

Eso, comparado con el 2,1 por ciento en Alemania y el 4,6 por ciento en España, según Eurostat.

Si a esto se le añade el ejército de 1,5 millones de italianos desanimados, el índice de desempleo salta al menos a 13 por ciento, dijo Giovanna Altieri, directora del grupo de estudios IRES, afiliado con el mayor sindicato de Italia CGIL.

Los seguros por desempleo en Italia además son menos generosos e integrales que en la mayoría de los países de la Unión Europea: alrededor de 1,6 millones de italianos no califica para beneficio alguno.

 

MUJERES, FUERTEMENTE AFECTADAS

En el sur más pobre, casi uno de cada dos residentes en edad laboral está inactivo.

La mayoría de estas son mujeres. Componen más del 63 por ciento de los inactivos en el sur, según Istat, y los analistas dicen que muchas son jóvenes esforzándose por obtener su primer empleo.

Muchas son efectivamente "amas de casa no dispuestas", ya que el lúgubre panorama laboral refuerza el modelo social sureño del hombre como sostén de la familia, indicó Altieri.

"Tenemos un país con dos modelos sociales, la mayoría de las mujeres en el norte trabaja, de modo que existe un modelo dual de carrera, pero en el sur existe el modelo familiar en el que el jefe de hogar trabaja para mantener a la esposa y a los hijos", señaló Altieri.

Tiziana Di Marzo, una maestra de 39 años en la sureña ciudad de Caserta, se siente identificada. Pese a hablar con fluidez francés e inglés, ha fracasado sistemáticamente en su búsqueda de trabajo durante 12 años.

Los puestos en las escuelas públicas son escasos y las escuelas privadas sólo le ofrecieron sueldos mezquinos, dado que es una trabajadora indocumentada, dijo Di Marzo.

"No tiene sentido sacrificar a mi familia y alejarme de mis hijos para tener que trabajar en la economía informal", aseveró.

 ECONOMIA INFORMAL Legisladores y comercios italianos están preocupados porque la situación está impulsando al ya pujante sector informal, que se estima constituye entre un 16 y 20 por ciento de la economía.

Un estudio de Confartigianato, que representa los gremios calificados, dijo que en las zonas del sur con altos índices de inactividad -donde se producen artículos falsificados y no se pagan impuestos- pueden verse mayores niveles de competencia de la economía informal.

"La impresión que tenemos es que, mayormente en el sur, la zona de inactividad en crecimiento podría crear un impedimento adicional para las compañías que respetan la ley, porque sin un empleo estable, estas personas terminan en empleos informales", dijo Giorgio Guerrini, presidente de Confartigianato.

Ilaria Mingione, una joven de 24 años de Caserta, puede dar cuenta de ellos: pasó a formar parte de la economía informal mientras buscaba un empleo estable ligado a su título universitario en psicología.

Después de pasar tres años en un pub ganando un mínimo de 25 euros por 10 horas de trabajo, decidió que no valía la pena, pero ahora se encuentra sin trabajo y sin suerte.

"He abandonado toda mi búsqueda laboral. ¿Qué sentido tiene? No hay empleo y la situación sigue empeorando", declaró.

"Estoy pensando en irme de Italia y empezar de cero en otro lado. Por ahora estoy depositando mis esperanzas en ganar el premio mayor de la lotería", dijo.

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