España: los negocios chinos copan ya las áreas más dinámicas de las urbes gallegas

Diversifican su actividad entre restaurantes, bazares, hipermercados y ahora también tiendas de telas.
Optan por el alquiler y llegan a pagar hasta 9.000 euros al mes por un bajo.
Cuando el embajador de China en España, Qiu Xiaoqui, visitó Galicia en septiembre aseguró que las empresas de su país no veían, de momento, atractivos de inversión en la comunidad. No les sucede lo mismo a los pequeños comerciantes procedentes del país asiático. Si primero fueron los restaurantes los que se asentaron en las ciudades y grandes villas, ahora, dos décadas después del bum del arroz tres delicias, son los bazares y las tiendas de ropa con precios de todo a cien los que copan las áreas más dinámicas de las siete grandes ciudades de Galicia.
Aunque no existen cifras oficiales sobre el número de negocios regentados por ciudadanos chinos, el trabajo de campo realizado por los redactores de La Voz constata que en estas siete urbes hay en torno a un centenar de negocios regentados por asiáticos. Pero su presencia es también cada vez más acusada en las ciudades medias y en las grandes villas como Monforte, Ribeira, Vilagarcía o Foz. «Pronto abrirán incluso sus propios supermercados como ya pasa en Barcelona o Madrid», comenta Sofía Beiras, presidenta del colectivo Zona Aberta de Vilagarcía, donde ya hay una decena de bazares.

Hasta lotería de Navidad

Que diversifican su actividad es un hecho claro sobre todo en Lugo. Y es que en la ciudad de las murallas hay establecimientos que incluso despachan ya lotería de Navidad e incluso han abierto una tienda de alfombras y telas.
La proliferación de estos negocios ha desatado la alarma de los comerciantes locales, que denuncian que muchos bazares chinos incumplen horarios y les hacen una competencia desleal. «Por cada tienda que abren en España cierran dos comercios tradicionales», explica Eduardo Abad Sabarís desde la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos. Muchos locales que quedan vacíos en las zonas más céntricas son recuperados por chinos. El presidente de la Federación de Comerciantes de A Coruña, Miguel Agromayor, explica que se están instalando en bajos que antes albergaban locales que se dedicaban al comercio tradicional autóctono.
Los asiáticos optan por el alquiler y llegan a pagar cantidades que exceden los presupuestos de los empresarios locales. Los dueños de un establecimiento multiproducto de 450 metros cuadrados ubicado en una de las calles principales de Monforte pagan una renta de 3.000 euros al mes con opción de compra. El arrendamiento de un bazar en Loureiro Crespo, en Pontevedra, alcanza los 9.000 euros mensuales, mientras que otro en Cobián Rofinac está en 8.000 euros.
Pero la rentabilidad está probada. Los responsables de un bazar chino alquilado en Foz consiguieron en sólo tres meses comprar un nuevo local y arrendar otro restaurante en una población en la que viven 9.000 habitantes.

Entre 6 y 10 barcos llegan cada semana cargados al puerto de Vigo

Triciclos, minimotos, bolígrafos, bisutería, herramientas, productos estacionales -como, por ejemplo, los regalos navideños en estas fechas-, bolsas de plástico… Esos son algunos de los productos que llegan en los entre seis y diez barcos que cada semana amarran en el puerto de Vigo procedentes de China.
El muelle olívico es, junto con el puerto de Valencia, una de las principales vías de entrada en España del género que invade las estanterías de los bazares e hipermercados regentados por los ciudadanos asiáticos.
Fuentes próximas a la colonia china explican que la carga que llega a Valencia es transportada a almacenes de Madrid, adonde acuden a surtirse algunos comerciantes asentados en la comunidad. Otros compran en los polígonos industriales de Sabón y A Grela, en Arteixo y A Coruña, respectivamente, donde se encuentran dos grandes almacenes de bajo precio que funcionan como centros logísticos de todos lo bazares gallegos. La última tendencia en Pontevedra apunta a que los almacenes chinos también están suministrando ropa y otros productos a vendedores ambulantes que se desplazan por las ferias de la comarca.

Esta información ha sido elaborada por las Delegaciones de La Voz en Lugo, Pontevedra, Vigo, Ourense, Santiago, A Coruña, Monforte, Barbanza, Ferrol y Vilagarcía de Arousa.

«Tienen sus propias redes para ayudarse entre ellos»

Patricia Muñoz Ayala Sánchez está elaborando una tesis doctoral sobre la inmigración en la ciudad de Lugo. Por el trabajo de campo que realiza reconoce que los miembros de la comunidad china son muy reservados, lo que le impide conseguir la misma información que recopila sobre extranjeros de otras nacionalidades.
«Nunca, ni en la Cruz Roja ni en los servicios sociales del Ayuntamiento recibieron peticiones de ellos. Los chinos no acuden a estos servicios porque suelen organizarse entre ellos», asegura, al tiempo que recalca que «tienen sus propias redes para ayudarse entre ellos».
Otra de las consideraciones que realiza Muñoz Ayala, que colabora con el Concello lucense, es que los niños chinos suelen estar escolarizados en los mismos centros. Señala que el colegio de Paradai y el de As Mercedes son los que más alumnado oriental concentran.
Los contactos con varios comerciantes y con otros trabajadores de nacionalidad china asentados en Galicia le permiten a Patricia Muñoz Ayala asegurar que «de español aprenden lo justo para relacionarse con los clientes y poder vender. Entre ellos, incluso con sus hijos pequeños, hablan siempre en su lengua», explica.

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