Negociar en un mar de incertidumbre

Gestionar las  relaciones laborales, es complicado en el contexto actual, producto de los altos niveles de inflación que obliga a que los aumentos salariales sean muy fuertes. Para Bridgestone el nivel de conflicto ha sido muy bajo. Pero en algunos sindicatos existe una situación de fuertes peleas de poder especialmente con trabajadores de izquierda que cuestionan la conducción. Estas agrupaciones piden un reconocimiento y están inmersas en distintas luchas de poder. Esto lo hemos podido ver en casos con Metrovías, Kraft e incluso en los trabajadores del Estado, a estas agrupaciones de izquierda no le agradan los acuerdos arribados por la conducción sindical establecida y están inmersos en graves disputas de poder que perjudican la operación.
Nuestra legislación le ha dado lugar a ciertos delegados, lo que impacta fuertemente en la competitividad y la posibilidad de crecimiento de las empresas.
En nuestra relación con el sindicato tratamos de llegar a una conciliación sin llegar a una confrontación. Este año cerramos el acuerdo sin entrar en un conflicto.
Este aumento es necesario que se financie. Se logra haciendo más productiva la unidad de negocios, no es que la gente trabaje más sino que tiene que trabajar mejor. Esto se hace acordando con el sindicato métodos de trabajo a través de nuevas tecnologías y procedimientos. Los métodos de trabajo individual ayudan a aumentar la producción.
Antes de negociar un aumento salarial lo primero que queremos saber es cual es la inflación real. El sindicato percibe un porcentaje de inflación y la empresa en general otro. Entonces hay que llegar a acordar un índice de inflación razonable para las dos partes, porque el índice de inflación que mide el gobierno no se puede tomar como real. Entonces la empresa le pone en la mesa al sindicato un porcentaje de recuperación del salario, que sea posible sin poner en peligro la producción.
El aumento que acabamos de cerrar es del 27,5% de aumento salarial, 18% no remunerativo hasta el 1º de Enero de 2011 y 27,5%  hasta el 30 de Junio de 2011.
El año 2011 se presenta como un año complicado a la hora de predecir la evolución del la economía. Todo depende del mantenimiento de la actividad. Cuando la competitividad de las empresas es cada vez menor, con el dólar planchado, al menos las empresas exportadoras se ven perjudicadas por la inflación interna, ya que aumentan los costos de producción y los precios de venta permanecen fijos.
El mercado de neumáticos requiere del mercado interno y externo. Y si los costos son más altos que los beneficios hay que achicar estructura en función del producto que se puede colocar en el mercado interno.
Con el dólar planchado es más fácil que productos del exterior vengan al país y más difícil exportar lo que se produce acá.
El costo de producción interno es muy alto por problemas de presión fiscal, de energía y de mano de obra. El precio para exportar es muy alto en comparación con otros países como Brasil  que tiene una capacidad instalada que permite bajar los costos en función de lo que produce. El marco regulatorio argentino hoy por hoy no define el perfil de país que queremos. Cualquiera que invierte dinero para  llevar adelante una producción quiere reglas claras, no por 6 meses sino por 5, 10 o 15 años.
Por supuesto que el costo de la mano de obra tiene un impacto importante en los costos y cuando se habla de 20/25% de aumentos salariales a las casas matrices cuando en esos países los índices de corrección son del 1,5%, hablar de un aumento tan importante del costo de la operación cuesta explicarlo al exterior.
La regulación de las ART también impacta en los costos laborales. Es muy difícil explicar en el exterior como pagando un seguro que cubre toda contingencia que pueda tener un trabajador por vía civil te pueden demandar y obtener 3 veces más de lo que dice la ley de ART.
El costo laboral no es lo único que preocupa sino los costos asociados. Cada 100 pesos que se paga al trabajador, el costo de la empresa es de 160. Es un sobrecosto difícil de explicar a la casa matriz. Si por lo menos el trabajador tuviera una adecuada prestación de salud estatal  y de su Obra Social. El trabajador de 100 pesos que paga la empresa recibe 81 pesos y ese aporte no se condice con los beneficios que recibe a cambio.
Este costo se exporta y se compite con empresas que tienen un sobrecosto menor y un marco regulatorio que fomenta las inversiones.
El inversor siempre busca rentabilidad y estabilidad y el contexto actual de la Argentina hace que se trabaje para sobrevivir.
 

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