Formación de Postgrado: confusión y exceso

a. DESCRIPCIÓN DEL SISTEMA

Puede afirmarse, que la oferta de cursos de postgrado y/o "masters" relacionados con la actividad turística o la hostelería es muy elevada, tal como se señalaba en la sección dos de este trabajo, pues se estimaba aproximadamente el número de los que se imparten en España en treinta alternativas posibles; algunas como el "Curso Superior de Gerencia Hotelera" de la Universidad Politécnica de Madrid, con 20 años de vigencia, está muy prestigiado, siendo el más veterano de todos los que actualmente se desarrollan en España.
Numerosas son las razones que pueden justificar que la cifra de los cursos impartidos sea tan alta y que el número de alumnos que opten a ese diploma – generalmente muy valorado – alcance cada año la cifra de casi un millar:

•   La falta de una titulación superior o de segundo ciclo, que amplíe la categoría proporcionada por los contenidos y la imagen del antiguo título TEAT, que sólo alcanzaba la equivalencia de una diplomatura universitaria.
•  La exagerada generalidad del Plan de Estudio de la titulación TEAT, que impedía una mínima especialización en algún aspecto concreto del turismo o de la hostelería a los alumnos que finalizaron sus estudios, tras
veinte materias de áreas del conocimiento muy diversas, tanto en los objetivos como en los modos y procesos educativos aplicados.
•  La necesidad de acercar a los titulados superiores o técnicos de diferentes estudios a la actividad turística, pues al no existir otra vía de aproximación al conocimiento y a la experiencia científica del turismo, necesariamente era forzoso para aquellos propósitos realizar un postgrado en temáticas a fines a los sectores de los viajes y la hostelería.
•  La conveniencia de ampliar a los ex alumnos de turismo el conocimiento de la realidad turística por causa de la fragilidad y poca duración de sus estudios de técnico en empresas y actividades.
Sin lugar a dudas, hay que destacar que los estudios de postgrado en turismo no se pueden interpretar como una simple moda, o una ocupación temporal del estudiante recién titulado mientras encuentra trabajo. Tampoco pueden ser concebidos como una frivolidad de los proponentes de cada postgrado, ya que se ha comprobado el gran éxito en la búsqueda de trabajo que tienen aquellos que han cursado un master o curso de especialización, como continuidad y deseo de mejorar los estudios tradicionales.
Ahora bien, el fundamento de un postgrado estriba especialmente en la excelencia de los diseños de contenidos así como en los perfiles académicos y de preparación de los alumnos admitidos. Sin embargo, el estudio de los cursos que tradicionalmente se imparten muestra síntomas de que a menudo aquellos condicionantes son burlados.
□ La falta de titulación superior como fundamento de los postgrados
La encuesta realizada a 500 ex alumnos de estudios de turismo que ya habían finalizado su titulación de TEAT indica que el 43,2 % de aquellos habían optado por proseguir sus estudios, ampliando sus conocimientos mediante algún tipo de curso más o menos complementario. Sin duda, la existencia de una titulación superior que continuara la formación iniciada en la diplomatura (TEAT), motivaría a los estudiantes a progresar y profundizar en lo posible en el conocimiento de los estudios finalizados.
Aproximadamente el 50 % de aquellos, es decir, algo más del 20 % del total de Jos encuestados, declaran haber realizado cursos con una duración de más de 300 horas; los cuales los consideramos como de alta especialización o masters. Ello supone que teóricamente entre 1000 y 1500 alumnos han podido cursar cada año desde 1995 estudios de continuidad en España y en el extranjero, buscando la mejora de su preparación por considerar que la formación técnica recibida era absolutamente insuficiente.
El estudio de una encuesta dirigida al sector empresarial turístico sobre distribución de los niveles formativos de los empleados, manifiesta que en el marco de las actividades principales del turismo (hotelería, restaurantes, transportes y agencias de viajes) se estima en 25.000 los empleos universitarios de un total de 500.000 empleos. Es decir, aproximadamente el 5 %. Porcentaje, no cubierto por la titulación de diplomado.
□ Aproximación de los titulados superiores de otras ramas científicas al turismo                                                  
Ya se ha dicho en el apartado anterior que existe una oferta superior de puestos de trabajo de nivel universitario cercana a los 25.000 empleos, lo que significaría una rotación anual de cerca 1000 personas. Es indudable que dicha realidad es muy atractiva para numerosos universitarios que observan interesante el trabajo en la actividad turística, o que se ven impulsados porque no encuentran posibilidad de colocación en su titulación en el ámbito específico de su preparación.
En ese sentido, para ellos los postgrados o los masters en turismo son una excelente oportunidad, ya que manteniendo su titulación y su formación universitaria se acercan al conocimiento del turismo mediante un nuevo curso de postgrado, más o menos especializado, o más o menos afín con sus estudios fundamentales.
Se observa que los estudios empresariales o cercanos a éstos son los más frecuentes entre los empleados con el nivel de estudio de licenciado, y también los más reiterados entre los alumnos que cursan postgrados en España, aunque la variedad de orígenes de formación es muy amplia.
Es evidente pues, que aún considerando la amplia proyección multidisciplinaria de la actividad turística, el conocimiento de las ciencias económicas y de las ciencias empresariales parece ser el que más se exige o más se necesita, lo que hace pensar que los estudios superiores del turismo se decantan hacia esas áreas del conocimiento.
□ Exagerada generalidad de los Planes de Estudios (TEAT y DT)
Consideramos que tanto el plan de 1980, como el de 1996 son muy generalistas en diferentes análisis a los que se sometan:
•  generalistas por la amplitud de materias troncales incorporadas muy lejanas al conocimiento concreto del turismo y su gestión,
•  generalistas por los amplios contenidos que se introducen en los programas parciales de cada disciplina en relación con el escaso número de créditos de cada materia,
•  generalistas por la amplitud de fines profesionales que pretende alcanzar la finalización de los estudios (empleado en hotelería, transporte, agencias de viaje, información, etc.)
En consecuencia, la falta de una especialización más o menos abierta – ya que no se trata de limitar en un oficio o actividad cerrada, sino de una cierta especialización polivalente, o formación concreta para poder trabajar en X puestos de trabajo de un hotel, o alternativamente de una agencia de viaje obliga al egresado de la diplomatura a cursar algún tipo de postgrado que sirva para centrarle o especializarle en algún tipo de conocimiento o actividad.

De esa manera puede observarse, que en la encuesta realizada a los TEATs que finalizaron sus estudios del porcentaje del 43,2 % que declararon seguir estudios posteriores, los cursos que más se repitieron – a excepción de idiomas con un 27,7 % de alumnos – fueron los siguientes:
•  Informador/ Guía turístico (18,5 %)
•  Especialista turismo rural (11,6 %)
•  Informática y sus aplicaciones (13,0 %)
•  Marketing turístico (10,2%)
•  Gestión de agencias de viajes (8,8 %)
•  Gestión hotelera (8,8 %)

□ Ampliación del conocimiento de la realidad turística
Ahora bien, la causa que se considera más criticable en cuanto a que los TEATs deban realizar un curso de postgrado para mejorar su formación profesional, no cabe duda que reside en esta cuarta, ya que explica de alguna manera el distanciamiento que se ha producido entre la formación técnica o educación profesional y la realidad de los hechos.
No puede valorarse de manera positiva que el afán de erudición y rigor académico separe el conocimiento de los hechos cotidianos o de los problemas inmediatos. En consecuencia, no se entiende que se imparta una disciplina como la economía y no se actualice la información y datos sobre el impacto de la actividad turística sobre el PIB o sobre los saldos de la balanza de pagos, o no se incida en la forma y sistema de la influencia del turismo.
Hay que lamentar pues, que la formación que se ha proyectado en los centros y escuelas de turismo, no se ha aproximado a las vivencias del sector, de tal manera que el alumnado cuando finalizó sus estudios encontró un espacio en donde trabajar, pero del cual sólo sabía muy pocas cosas, a veces sólo interpretada de los medios de comunicación. Por tanto, los postgrados adquieren en general el papel de comunicador de los principios y normas que rigen el mercado turístico y se convierten en un plano de demostración y aplicación de lo que a menudo excesivas horas de teoría fueron trasladando al alumno con el único fin de crear una filosofía del conocimiento, pero no la descripción real de los hechos.
b. ANÁLISIS CRÍTICO
b.1 Problemas y desajustes en los cursos de postgrado
Un cuidadoso examen del desarrollo de los cursos de postgrado por diferentes circunstancias, evidencia un amplio conjunto de problemas que se aprecian en los resultados obtenidos, aún a pesar de la excelente aceptación general que reciben. Puede indicarse, que su distribución geográfica es amplia, concentrándose especialmente en Madrid y Cataluña, aunque otras muchas CC.AA. cuentan también con instituciones promotoras de esta clase de cursos y estudios.
El primer problema que puede considerarse es el referido a la medición de la calidad. No existe, por la falta de un proceso de homogenización de contenidos, objetivos y recursos utilizados, un barómetro que pueda ser capaz de orientar sobre la excelencia de la formación dispensada. El manejo de los datos que ofrece cada institución responsable permitirá interpretar que la valoración es muy alta, especialmente la que conceden los mismos estudiantes. Por tanto, nos encontramos con una dificultad importante en los momentos de elaborar una buena crítica sobre la aplicación y logros de cada uno de los treinta postgrados/ masters que aquí se han recopilado. No se puede pues emitir un juicio riguroso al respecto, aunque de manera objetiva podría establecerse que cada año es más numeroso el cuadro de cursos de postgrado, lo cual podría ser una demostración del interés que ofrecen, más que de la calidad de sus contenidos.
Seguidamente es conveniente hacer referencia al coste de cada curso, que suele oscilar por término medio desde las 300.000 pesetas, para aquellos que persiguen la especialización exclusivamente, a las 800.000 pesetas correspondientes a los que se inscriben en el registro como "masters".
No cabe duda que la financiación de estos cursos es un grave problema, ya que su elevado coste desmotiva a numerosos alumnos a cursarlos; no obstante todos ellos cuentan con apoyos que; se mueven entre la subvención o ayuda económica, bien por la Agencia Española de Cooperación para estudiantes extranjeros, TURESPAÑA o empresas y fundaciones privadas..
Hay que manifestar que muchos postgrados no han podido sobrevivir a más de dos años de desarrollo, ya que la falta de ayudas económicas y la imposibilidad de financiarlos por la vía de la matricula han terminado por hacerlos desaparecer en un período de tiempo bastante breve, al no contar con un número de alumnos necesarios. En otros casos, el curso de especialización en información turística de la Escuela Oficial de Turismo, en los dos últimos años se mantiene con una nómina de alumnos inferior a diez, pero desde la EOT se aprecia la conveniencia de mantener estos cursos, a pesar de las pérdidas generadas, más la posibilidad de la creación de economías externas obliga a su pervivencia aún a pesar de importantes pérdidas.
Se ha venido señalando en el conjunto de este trabajo, que conduce a la elaboración de un Diagnóstico sobre el Sistema Formativo del turismo español, o al establecimiento de las líneas básicas de un modelo integral de formación turística, que el país y el sistema educativo tiene la capacidad de disponer de excelente profesorado. Ahora bien, la crítica que aquí se formula está más relacionada con la improvisación de la selección del profesorado que con la existencia de éste. Es decir, otro problema que parece deducirse de los análisis realizados en cada caso – véase por ejemplo, el inventario de las enseñanzas turísticas, dinámica de grupo sobre los cursos de postgrado – es el proceso de elección del profesorado, que a veces se contrata por la existencia de intereses establecidos:

•  cuota de profesorado de la universidad correspondiente,
•  interés de incorporar personal propio de instituciones docentes que los imparten,
•  presupuestos económicos asignados para profesorado,
•  imposición de participación de personas o expertos,
•  obligación de incorporar personas relacionadas con las entidades financiadoras.

Todas esas circunstancias y alguna más determinan que no todo el profesorado que imparte docencia en los "masters" y postgrados, representan los colectivos ideales o más adecuados para la enseñanza de ciertas materias muy específicas y concretas de la actividad turística.
Preocupa asimismo, igual que ocurría con los planes de estudios de las enseñanzas regladas, que actitudes dominantes incitan a incorporar materias en los diseños curriculares o en los "pensum", poco apropiadas para la extensión, contenidos y objetivos del curso; a menudo muy disociadas de la realidad turística, por lo que sólo añaden una carga lectiva muy teórica o científica, pero poco útil desde la visión del hecho práctico turístico.
En ese sentido, la valoración e interpretación de los detalles de contenidos de algún curso explica que ciertas asignaturas o áreas impartidas están más cercanas a la necesidad y obligación de incluir en el curso a un profesor determinado, que cumplir con objetivos profesionales y de formación integral.
Por otra parte, la escasez de medios económicos y la dificultad financiera de introducir en los cursos alta tecnología y procesos de innovación para el turismo, conduce a la desaparición de determinadas materias y cuestiones, que son especialmente las que dan al postgrado una enorme carga de realidad sectorial, que posibilitaría al alumnado progresar durante el curso en su contacto con la empresa turística o con el marco del turismo que persigue conocer y en donde más tarde trabajar.
Se ha de manifestar que los objetivos formativos de los cursos de postgrado han de priorizar de manera absoluta la integración del alumno desde todas las formas posibles en lo cotidiano y real del hecho turístico. Todo lo demás puede ser positivo, pero si no se rompe el desencuentro entre los contenidos formativos y la realidad sectorial, evidentemente la enseñanza será un fracaso.
Otro gran problema que se destaca en el estudio de los contenidos de los cursos de postgrado en España es la dispersión temática que se observa. Dicha dispersión se aprecia en dos planos distintos:

•  exceso de temáticas en las ofertas que ofrece cada postgrado,
•  amplitud temática en los mismos programas de cada materia.
En cuanto al primer aspecto el hecho de una proliferación excesiva de temas objeto de los diferentes postgrados proyecta una excesiva especialización, por lo que se hace difícil alcanzar el número de alumnos suficiente para poder impartir un determinado postgrado en una localidad concreta, ya que la demanda para el curso es muy limitada.
Sin embargo, desde el otro plano se considera que el diseño curricular de los cursos a menudo es muy ambicioso en los contenidos incluidos, por lo que se pierde intensidad en el desarrollo del concepto y definición de principios, así como grado de profundidad en su aplicación práctica.
No puede ignorarse, por ejemplo, que los alumnos que sigan un curso superior de gerencia hotelera, deben centrarse de manera casi absoluta en la búsqueda del conocimiento caso perfecto de los principios y fundamentos de la dirección ideal de un establecimiento hotelero; en donde lo accesorio de esa gerencia debe dejarse para otro tipo de formación.
La eficacia y calidad de los cursos de postgrado a menudo se reduce por causa de la integración de alumnos con niveles de conocimientos muy distintos. En principio, todas las ofertas de, formación que se realizan establecen la exigencia del proceso de selección, con objeto de llegar a la unificación de niveles. Ahora bien, el afán de alcanzar los valores mínimos de alumnos para iniciar los cursos impide a su vez hacer una buena selección, que permitiría mantener un desarrollo del curso más eficiente.
Asimismo, no puede olvidarse que una motivación principal que tienen los alumnos para inscribirse en los cursos de postgrado es poder superar los estándares formativos que desde las empresas empleadoras se consideren diferentes. Por ello, no es extraño que la presencia de personas con bajo nivel formativo vician un proceso educativo que ha de partir de un adecuado nivel de conocimiento, que no puede presentar grandes disparidades.
Por último, no podemos olvidar en estos apuntes sobre los problemas y desajustes del subsistema de la formación de postgrado la gran heterogeneidad que presentan los candidatos a dichos cursos, con lo cual se añade una enorme dificultad al desarrollo y se adultera el equilibrio del método:
•  titulados de primer y segundo ciclos de áreas del conocimiento diferentes,
•  alumnos procedentes geográficamente de espacios y orígenes remotos,
•  alumnos con importantes experiencias en turismo y alumnos que nunca estudiaron temas o contenidos relacionados con el turismo,
•  y, finalmente, alumnos que perteneciendo a titulaciones y grados afines, el hecho de pertenecer a universidades e instituciones diversas, presentan modos, estilos y conocimientos sobre un mismo área absolutamente dispares.
Todo ello permite concluir el examen de la situación considerada de realmente compleja, que no admite valoración favorable, y que necesariamente motiva hacia el esfuerzo de una reconsideración científica de los estudios de postgrado. Los cuales, habiendo sido calificados de muy importantes, pueden perder validez y eficiencia por el estado dé su desarrollo.
b.2 Los cursos de postgrado en el modelo formativo del turismo español
Hay que indicar inicialmente que hasta el momento, los postgrados cubren un vacío en la enseñanza turística española, ya que al no existir segundo ciclo homologado, ni expectativas de un tercer ciclo dedicado o especializado en turismo, los postgrados, ¡unto a los estudios de segundo ciclo que se ofrecen como títulos propios, soportan la necesidad de ofrecer una enseñanza superior después de la formación técnica, la cual no puede cubrir todas las expectativas.
Además, es evidente que otra razón esencial que justifica el postgrado en turismo se relaciona con la necesidad de crear cauces formativos para motivar investigadores, ya que mediante la diplomatura apenas se genera capacidad para el estudio, tanto desde el método como desde el conocimiento. Es lamentable que siendo el turismo en España una actividad de profunda influencia en el sistema económico, y también en el marco social, no se orienten y se creen las condiciones adecuadas para progresar en la investigación.
No cabe duda que, ampliar sucesivamente o mantener al menos el actual papel del turismo en la sociedad española, requerirá con urgencia la formulación de un nuevo modelo educativo turístico, en el que los estudios de postgrado, y en su caso aquellos "masters" que sean necesarios, han de colaborar muy intensamente en el logro de los objetivos propuestos. Se considera que esta modalidad de formación necesariamente aporta varios elementos al modelo, difíciles de alcanzar a través de otros procesos de formación:
•  enseñanzas muy minoritarias en términos relativos, cuyos contenidos no deben incluirse en los ciclos primero y segundo del sistema educativo por varias condiciones especiales: complejidad, especificidad y carácter finalista respecto a las enseñanzas básicas,
•  enseñanzas sustitutorias de aquellas áreas del conocimiento poco desarrolladas en la carrera o titulación, y que ante la conveniencia de la especialización se manifiestan como necesarias,
•  enseñanzas complementarias de titulaciones alternativas que por causa de los objetivos generales de aquéllas, no contemplan materias y contenidos que pueden ser desarrollados en profundidad en el postgrado,
• enseñanzas que puede cubrir la demanda de trabajo muy cualificado por parte del sector turístico, no satisfecha al no existir licenciados ni titulados superiores en turismo.
En consecuencia, considerando lo aconsejable de la consolidación y fortalecimiento de los estudios de postgrado en España, parece adecuado condicionar la existencia de aquellos a un conjunto de premisas muy generales y a otras de carácter más específico, las cuales se identifican directamente con los planteamientos que la formación en turismo ha de exigir desde cualquier enfoque práctico y teórico y desde los fines generales de la actividad turística.
□ Premisas generales a cumplir por los cursos de postgrado en España
•  Exigencia de los procesos de selección para reducir la heterogeneidad del alumnado y la insuficiencia de niveles básicos de conocimiento.
•  Rigor y neutralidad en la elección del profesorado, incorporado en cada caso por la facilidad y capacidad de comunicar mensajes prácticos y operativos para el alumnado.
•  Programación planteada desde objetivos técnicos y desde la búsqueda de excelentes resultados; en donde la duración de áreas (número de créditos) y el contenido curricular (número de materias y naturaleza de aquellas) están ampliamente justificadas en procesos de evaluación previos.
•  Nacimiento justificado no tanto en la ampliación de la oferta formativa, y sí, por el contrario, en la confirmación de la necesidad de atender reconocimientos empresariales y sociales insatisfechos.
□ Premisas específicas que los postgrados en turismo deben reunir
•  Reducir en lo posible el abanico de alternativas de objetivos de formación que los postgrados han de ofrecer, y sólo cuando en el tiempo aquellos se consoliden, deben plantearse la conveniencia de renovación y la incorporación de otros cursos con nuevos fines generales.

•  Proyectar programas de postgrado muy sólidos, en donde no será tan prioritaria la posibilidad de analizar el mayor número de áreas del turismo, sino perseguir que las que se traten se haga con mayor profundidad e intensidad de estudio.
•  Formar en el aula considerando aconsejable que la estancia en el escenario teórico no sobrepase un porcentaje de créditos, que sucesivamente ha de tender a no superar el 50 % del total; dedicando el resto de actividades al estudio de campo, a la realización de "stages", o a la permanencia el mayor número de horas en el centro de trabajo o en el marco de las realidades concretas del sector.
El análisis de la situación de los postgrados en España, aceptando que sólo se han considerado los que superan las 300 horas lectivas, obligatoriamente ha de apuntar a que la situación es muy confusa, y en cierto modo existe un exceso de oferta, aunque no lo es tanto por el número, sino por la reiteración de objetivos y de temáticas desarrolladas.
Es notorio, que para un país que presenta una población ocupada en actividades de prestación directa de servicios al turista igual a 760.000 empleos, el que sean 1000 personas las que al año sigan un curso de postgrado (es decir algo más del uno por mil), en principio se nos puede antojar de pobre, ya que es evidente que el sector puede soportar una carga de empleo directo en esa categoría mucho más elevada; pero lo que sí es cierto es que la ordenación y programación han de ser mucho más flexibles, pero también han de intentar optimizar al máximo los reducidos recursos disponibles al efecto.

 

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