Elevadas subas salariales podrían retroalimentar la inflación

La suba de precios de los últimos seis meses impactó de lleno en el poder adquisitivo y eso obligó a numerosos gremios a negociar por aumentos salariales elevados, lo cual preocupa en el seno del Gobierno porque podría retroalimentar a la inflación.

La preocupación oficial aumentó sobremanera cuando la semana pasada el gremio de la Alimentación acordó con las Cámaras empresariales una mejora salarial escalonada del 35,62 por ciento, que tendrá validez hasta abril de 2011.

El temor se produjo por tratarse de un sector sensible, dado que los empresarios podrían decidir ahora impulsar los precios de sus productos para poder financiar la suba de los sueldos, y eso retroalimentaría la escalada inflacionaria.

El Indec sostiene que la inflación del primer cuatrimestre fue del 4,3 por ciento y los privados la ubican en el 10,3 por ciento, lo cual plantea una clara diferencia que los empresarios y sindicatos tienen en cuenta para negociar.

Pero la clave está en que ambos sectores, el oficial y el privado, coinciden en que la suba de precios de los últimos seis meses estuvo impulsada principalmente por los alimentos y bebidas, los cuales más peso tienen en los salarios bajos.

Si bien la suba de precios se desaceleró hacia abril respecto de los primeros tres meses del año, la tensión está puesta ahora en cómo afectarán las subas de los salarios en las decisiones de los empresarios.

La incertidumbre sobre cómo podría impactar el porcentaje de aumento de Alimentación en las mesas de negociaciones de otras actividades generó desconcierto oficial e incluso hubo interés por que no se dieran a conocer las cifras para disminuir los efectos.

Dos ministros y un secretario de Estado ofrecieron resistencia para que no se diera a conocer en detalle el acta de acuerdo que el gremio -que nuclea a unos 80 trabajadores- y los empresarios firmaron durante la madrugada del 19 de mayo, pero no tuvieron éxito.

Así lo revelaron fuentes oficiales, las que reconocieron que hay preocupación en la Casa Rosada por la situación, justo cuando la inflación parecía empezar a ceder.

Además, está firme la decisión de seguir controlando de cerca a las grandes compañías que concentran el 85 por ciento de la producción de alimentos en el país para que no suban sus precios desmesuradamente.

Los trabajadores de la alimentación se encontraban en conflicto con el sector empresarial desde marzo último y ya habían realizado paros de 4 horas por turno, una movilización y dos huelgas de 24 horas, por lo que el clima estaba tenso.

No obstante, enseguida los empresarios argumentaron que los precios aumentan por los fuertes aumentos salariales, pero el Gobierno y el oficialismo salieron al cruce y los acusaron de provocar subas puntuales y desmesuradas.

Ahora, los consultores privados sostienen que para poder proyectar una inflación anual habrá que esperar a ver cómo repercuten las mejoras salariales en el segundo trimestre en curso. 

 

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