Debilitada la inserción al mercado laboral en el país desde los años 70

El Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó que a partir de la década de los 70 el mercado laboral mexicano ha visto debilitado su potencial de integración económica y se ha transformado en un mecanismo generador de vulnerabilidad y exclusión social que ha aumentado la pobreza, bajos niveles educativos y de salud, altos índices de desigualdad y una inequitativa distribución de ingresos.
De acuerdo con la investigadora, Cristina Bayón, quien actualmente realiza el proyecto Las expresiones de la nueva precariedad social: los casos de México y Argentina, si bien el creciente indicador de ocupación sin salario formal ni prestaciones sociales disminuyen el desempleo y provocan mayor miseria, estas fuentes de trabajo afectan el desempeño y eficiencia económica del país.
Puntualizó que la débil integración social dentro del mercado de trabajo es también la precariedad del empleo, que tiene alta incidencia de pobreza entre la población ocupada en el país. De ésta, 60 por ciento carece de prestaciones sociales, sean asalariados o no.
Resaltó que la mayor parte de los sectores de menos ingresos están en estado de pauperización, a pesar de que, haciendo una comparación con naciones como Argentina, los miembros de una familia que trabajan son más.
Al detallar el significado del concepto precariedad social, expuso que se trata de niveles inadecuados de ingreso, persistencia de este problema en el tiempo y las erosiones de las redes familiares, fenómeno que se produce por una inserción limitada en el mercado de trabajo en términos de bajos ingresos, inestabilidad laboral y desprotección.
La investigadora subrayó que al quedar debilitado el potencial integrador del mercado de trabajo se generó amplio deterioro y desprotección social, y se vio afectado el acceso al empleo formal que permitía la protección y los derechos sociales, como salud, vivienda y educación.
Los sectores más dañados en los procesos de deterioro laboral son los de menor nivel educativo, que son también los más marginados del mercado laboral o recluidos en los segmentos de mayor inestabilidad y bajos ingresos.
Bayón refiere que en México se da el fenómeno de los trabajadores "ocupados", quienes mantienen bajos niveles de desocupación, más atribuibles al autoempleo que al trabajo formal, y ejemplificó que de las 300 mil plazas creadas a fines del primer cuatrimestre de este año que se anunciaron, 100 mil fueron contratados por empresas y 200 mil fueron autoempleos.

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Debilitada la inserción al mercado laboral en el país desde los años 70

El Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó que a partir de la década de los 70 el mercado laboral mexicano ha visto debilitado su potencial de integración económica y se ha transformado en un mecanismo generador de vulnerabilidad y exclusión social que ha aumentado la pobreza, bajos niveles educativos y de salud, altos índices de desigualdad y una inequitativa distribución de ingresos.
De acuerdo con la investigadora, Cristina Bayón, quien actualmente realiza el proyecto Las expresiones de la nueva precariedad social: los casos de México y Argentina, si bien el creciente indicador de ocupación sin salario formal ni prestaciones sociales disminuyen el desempleo y provocan mayor miseria, estas fuentes de trabajo afectan el desempeño y eficiencia económica del país.
Puntualizó que la débil integración social dentro del mercado de trabajo es también la precariedad del empleo, que tiene alta incidencia de pobreza entre la población ocupada en el país. De ésta, 60 por ciento carece de prestaciones sociales, sean asalariados o no.
Resaltó que la mayor parte de los sectores de menos ingresos están en estado de pauperización, a pesar de que, haciendo una comparación con naciones como Argentina, los miembros de una familia que trabajan son más.
Al detallar el significado del concepto precariedad social, expuso que se trata de niveles inadecuados de ingreso, persistencia de este problema en el tiempo y las erosiones de las redes familiares, fenómeno que se produce por una inserción limitada en el mercado de trabajo en términos de bajos ingresos, inestabilidad laboral y desprotección.
La investigadora subrayó que al quedar debilitado el potencial integrador del mercado de trabajo se generó amplio deterioro y desprotección social, y se vio afectado el acceso al empleo formal que permitía la protección y los derechos sociales, como salud, vivienda y educación.
Los sectores más dañados en los procesos de deterioro laboral son los de menor nivel educativo, que son también los más marginados del mercado laboral o recluidos en los segmentos de mayor inestabilidad y bajos ingresos.
Bayón refiere que en México se da el fenómeno de los trabajadores "ocupados", quienes mantienen bajos niveles de desocupación, más atribuibles al autoempleo que al trabajo formal, y ejemplificó que de las 300 mil plazas creadas a fines del primer cuatrimestre de este año que se anunciaron, 100 mil fueron contratados por empresas y 200 mil fueron autoempleos.

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