Aspectos de la formación vinculados a las relaciones laborales

Puede incluirse en la política o el programa general de desarrollo de los recursos humanos un sistema de formación, a escala empresarial, sectorial o nacional.
Su aplicación en la práctica será mucho más fácil si se reconoce el permiso educativo remunerado. Si su concesión no está reconocida por la legislación nacional (a diferencia de lo que ocurre en Francia y en España, por ejemplo, donde sí se contempla), el permiso para  asistir a la formación adecuada en materia de salud y seguridad en el trabajo debe ser tratado por los representantes de las empresas y los trabajadores en el marco del proceso de negociación colectiva.
En los sistemas de formación negociados se determinan las materias que deben impartirse, así como otros aspectos administrativos, financieros y organizativos. En la formación sobre salud y seguridad en el trabajo deben abordarse las cuestiones siguientes:

• legislación sobre salud y seguridad y medios de aplicación;
• actitudes de las empresas respecto a la salud y la seguridad;
• actitudes de los trabajadores respecto a la salud y la seguridad;
• problemas de salud y seguridad y medios para mejorar las prácticas en esta materia.

Los dos elementos fundamentales en todo planteamiento respecto a la formación son el contenido y el proceso. Ambos están determinados por los objetivos de la actividad pedagógica y las aspiraciones de los participantes y los formadores. El fin último en este caso consiste en contribuir a la mejora de la salud y la seguridad en el lugar de trabajo, por lo que el contenido se basará en la determinación de los medios prácticos para lograrla. Este tipo de enfoque exige una evaluación de los problemas existentes en este campo a los que se enfrentan los trabajadores.

En líneas generales, son los siguientes:

• riesgos para la seguridad, como el levantamiento de cargas, el transporte, maquinaria, caídas, las escaleras, etc.;
• problemas y riesgos para la salud, como la tensión ocular, las sustancias químicas, el ruido, el polvo, los dolores musculares, etc.;
• cuestiones de bienestar, como las instalaciones higiénicas, los primeros auxilios, la vivienda.

Este enfoque metodológico facilita el tratamiento sistemático de cuestiones mediante la descripción del problema y el análisis del modo en que se conoció, quien se vio implicado, qué medidas se adoptaron y su resultado.
Una consecuencia importante de este planteamiento es la determinación de prácticas “buenas” y “malas” en materia de salud y seguridad en el trabajo, que, al menos teóricamente, pueden constituir la base para la acción común de empresas y trabajadores. Para aplicar esta metodología, es necesario satisfacer exigencias informativas importantes. Se incluyen entre ellas la obtención de documentación acerca de legislación sobre salud y seguridad, normas e información técnica, y la identificación de otros datos necesarios para eliminar el riesgo o el problema, como los relativos a las políticas o los acuerdos elaborados  por otros sindicatos y empresas, soluciones alternativas y estrategias.
Una actividad pedagógica eficaz requiere la utilización de métodos de aprendizaje activo, que se desarrollan sobre la base de la experiencia, las cualificaciones, el conocimiento, las actitudes y los objetivos de los participantes. La experiencia y los conocimientos se revisan, las actitudes se analizan y las cualificaciones se desarrollan y mejoran mediante el trabajo colectivo.
Como parte del proceso, se anima a los participantes a aplicar los resultados de su actividad pedagógica en su medio ambiente de trabajo. De esta forma, se hace hincapié en los resultados prácticos y en su contenido relevante.
Las preguntas que el formador y los alumnos deben plantearse respecto al proceso y el contenido son: ¿qué logramos que pueda ser aplicado a nuestro medio ambiente de trabajo? ¿mejora la formación nuestras cualificaciones y conocimientos? ¿nos ayuda a actuar con mayor eficacia en nuestro medio ambiente de trabajo?
El formador debe abordar estas cuestiones en las fases de planificación, aplicación y evaluación del programa de formación y el proceso metodológico anima a los participantes a plantearse las mismas preguntas en el proceso de la actividad pedagógica.
Este método, al que suele denominarse “aprendizaje activo”, se basa en gran medida en las experiencias, las actitudes, las cualificaciones y los conocimientos de los participantes; portanto, las actividades de formación deben integrarlo.
La formación en materia de salud y seguridad en el trabajo puede desarrollar la sensibilización de los trabajadores y las empresas respecto a las distintas cuestiones y ofrecer una base para la acción común y el acuerdo sobre el modo de superar los problemas. En la práctica, las buenas prácticas en dicha materia no sólo facilitan la mejora del medio ambiente de trabajo y posibles aumentos de productividad, sino que también fomentan  una actitud más positiva de los interlocutores sociales respecto a las relaciones laborales.

 

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