Algunos trabajadores alargan su jornada para hacer notar su presencia

La multinacional especialista en Recursos Humanos Randstad ha detectado, a través de una encuesta realizada entre 1.000 empleados de empresas españolas, que el 45,8% de los consultados alarga su jornada laboral innecesariamente con la única motivación de hacer notar su presencia en el puesto de trabajo.

Esta práctica, que recibe el nombre de ‘Presentismo’, se debe, según el estudio de la compañía holandesa, y según los trabajadores encuestados, al miedo de sus compañeros de oficina “a perder el empleo”.

El presentismo viene a unirse, según Randstad, a la drástica reducción del absentismo injustificado, ya que los trabajadores habían reducido las ausencias y faltas en el trabajo únicamente a motivos de salud.

Perfil del presentista

El retrato robot del trabajador “presentista” coincide, según la compañía de Recursos Humanos, con el de un varón, menor de 25 años, con estudios básicos y de origen español, el mismo perfil que ha reducido en mayor número su absentismo injustificado con motivo de la crisis. Algo lógico, ya que son ellos los que más sufren el desempleo y para quienes resulta aún más complicado encontrar un trabajo, en especial si no tienen formación. Son ellos los que sienten una mayor aprensión por quedarse sin empleo, ya que no pueden aportar tanta experiencia laboral como otros candidatos a la hora de competir por un puesto.

No aumenta la productividad

Sin embargo, este aumento en la jornada no tiene como consecuencia un aumento de la productividad. Los trabajadores no buscan mejorar el rendimiento de la compañía, sino asegurar su puesto de trabajo. Esta mayor presencia está motivada por factores que nada tienen que ver con el compromiso hacia la empresa o una alta motivación en el desarrollo de su trabajo. De hecho, aunque la crisis ha aumentado el ratio de productividad, las tasas en España todavía son bajas si las comparamos con el resto de Europa. En este sentido, casi un 60% de los trabajadores reconoce que su productividad no ha aumentado con la crisis.

Sacrificio de la conciliación

Por otra parte, aumentar el presentismo en el empleo tampoco es algo que repercuta positivamente en el mercado laboral. Los trabajadores valoran muy por encima de otros factores la capacidad de conciliar familia y empleo, lo que significa que están sacrificando parte de su vida personal para asegurar la laboral, y que tan pronto mejore la situación económica regresarán a su tónica habitual.

Es más, si las empresas valoran la presencia por encima de la eficacia, puede hacer que otros trabajadores no se sientan alineados con la filosofía de la compañía y abandonen la empresa ante una nueva oportunidad, con el riesgo de pérdida de talento que esto conlleva.

Cómo evitar el presentismo de baja productividad

Los directivos de las compañías son los responsables finales de que el “presentismo” sea una tónica general en su empresa. Para evitarlo es necesario fomentar una comunicación fluida dentro de la organización.

  • Comunicación. Los trabajadores deben conocer en todo momento cómo evoluciona la empresa, de esta manera afrontarán con mayor tranquilidad su puesto dentro de la estructura de la compañía.
  • Hacer partícipes a los trabajadores. Involucrar a los trabajadores en los resultados de la compañía ayuda a mejorar la productividad, ya que los empleados se sienten parte de un proyecto.
  • Comunicar los problemas. En ocasiones los trabajadores no transmiten los problemas que tienen en los procesos productivos y de ahí que los cambios se realizan de forma vertical, desde los escalafones más altos de las compañías. Preguntar e investigar sobre qué factores son susceptibles de mejora puede ayudar a las organización a mejorar su productividad.

Uno de los principales problemas del empleo español sigue siendo los bajos ratios de productividad. Desde el comienzo de la crisis la productividad española ha aumentado un 2,63% anual, mientras que ha caído en la zona euro. En España suele aumentar la productividad en momentos de crisis, pero es sólo gracias a la racionalización de los puestos de trabajo y a políticas rigurosas en la gestión de los costes.

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